Las campanas de las torres y campanarios de Granada sonaron más cerca que nunca durante la jornada del sábado gracias a los toques con tintes segorbinos.

El motivo no es otro que la composición musical realizada a cargo del artista de Segorbe Manuel Hervás Lino, que sonó durante el traslado de María Santísima de la Aurora del Albaicín hasta la catedral de Granada para su coronación.

La obra forma parte de la serie Campanoria, un conjunto de conciertos que, desde 2001, este artista segorbino compone en su afán por situar a las campanas como el instrumento protagonista o, sencillamente, el instrumento solista de las piezas.

La música es la pasión de este compositor sonoro y profesor de conservatorio que, durante este fin de semana, ha llevado su arte a tierras andaluzas con el fin de acompañar a la imagen de la Aurora mientras recorre el camino del Darro hasta la catedral granadina. "Un gran reto tanto por la importancia de la ciudad como porque el de Granada no es un concierto propiamente dicho, sino un acompañamiento musical a un traslado procesional, por lo que no solo dependemos de nosotros mismos y de la partitura, sino también de la situación de la procesión en cada momento", comentó el artista.

Tal como ha explicado Lino, la composición ha sido interpretada "por y desde doce campanarios del centro histórico de Granada donde han intervenido 48 campanas" como son los de las iglesias del Salvador, de San José y la de San Nicolás; los monasterios de las Tomasas y de Santa Isabel la Real, así como las de la Torre de la Vela de la Alhambra. Además, también participaron las campanas del Convento de San Bernardo y el de Zafra, las de las iglesias de San Pedro y Santa Ana y las de la catedral de la Encarnación.

Así pues, como ha informado el compositor, toda la obra -que cuenta con una introducción de un minuto- "ha sido construida alrededor de un motivo rítmico-melódico que expuso la iglesia de San Pedro durante los minutos 2 y 3 de la interpretación". A partir de aquí, la interpretación de los sonidos continúa hasta su fin con una coordinación milimétrica entre campanarios -en los que se encuentra ubicado en cada uno de ellos un director- conseguida a través de cronómetros.

Y es que, si hay un elemento indispensable, además de las campanas y los músicos, para que todo salga a la perfección, son los cronómetros. Estos medidores de tiempo se convierten en instrumentos necesarios a la hora de ejecutar de manera milimétrica la melodía que se emite con las campanas.

Coordinación

"Los campanarios se coordinan entre sí por medio de cronómetros, que son sincronizados antes del comienzo del concierto y por ello la partitura, escrita en su mayor parte en notación convencional, está plagada de indicaciones cronométricas", añade al respecto.

Así pues, la metodología en este tipo de conciertos no es otra que hacer sonar las campanas dispuestas en varios campanarios, ubicados en distintos puntos de la topografía de la ciudad, algo que, explica el compositor, "implica que la ciudad en sí se convierte a un tiempo en escenario, instrumento, solista y oyente del concierto". "La ciudad es la que suena y, a su vez, la que escucha y, a lo largo y ancho de ella, es donde el concierto se desarrolla", comentó el compositor.

En la interpretación de Campanoria XIII han intervenido más de 50 músicos, 49 de ellos estudiantes del Real Conservatorio Superior de Música Victoria Eugenia de Granada.