¿Sería posible prever y evitar los paros cardíacos que provocan la muerte súbita de deportistas? ¿Podría asumir una empresa, un club o una institución el coste económico de esta prevención? ¿Somos capaces de detectar en tiempo real qué jugador está en riesgo de sufrir una muerte súbita durante un partido?...

El joven emprendedor de la Universitat Jaume I Hugo Alberto Ferrer ha demostrado que en muchos casos la respuesta es afirmativa; y ello le ha valido un premio de la Cátedra Increa de la universidad castellonense en reconocimiento al proyecto de empresa innovadora "IC-Life".

Esta iniciativa propone una pulseras cardíaca que permite el control en tiempo real del latido y la tensión del deportista, lo cual puede ayudar a predecir una posible muerte súbita y evitarla.

En el caso de un partido de fútbol, dichas pulseras ayudan a monitorizar las frecuencias cardíacas de los 22 jugadores y de los árbitros desde un ordenador controlado por una tercera persona.

En caso de detectar una anomalía, tres señales de alerta simultáneas serían enviadas al monitor de control, a las asistencias médicas del campo y al hospital o centro sanitario más cercano, con lo cual se reduciría al mínimo el tiempo de respuesta.

Una de las fortalezas del proyecto es precisamente la importancia del tiempo de respuesta, dado que los primeros cuatro minutos son vitales para la posterior recuperación de la víctima.

Además, según Ferrer, los médicos deportivos de mayor prestigio coinciden al señalar que una muerte súbita puede comenzar a gestarse con alteraciones cardíacas que son detectables durante los 60 minutos previos a la consumación del paro cardíaco. "El uso de esta pulsera antes de partidos y entrenamientos permitiría detectar y evitar muchos casos que ahora terminan en muerte súbita". Esta prevención no se llevaría a cabo únicamente durante el partido, ya que el uso de la pulsera permitiría un seguimiento personalizado y semanal de cada jugador que muchos clubs e instituciones no están dispuestos a financiar. "El coste de las antenas necesarias, las pulseras y el equipo de monitorización sería no superior a 20.000 euros al año; un coste asumible y muy inferior a los 350.000 euros que costaría someter a una revisión cardiovascular semanal a 22 jugadores. También se puede controlar fácilmente el dopaje y, por encima de todo, se pueden salvar muchas vidas".