Que la expectación por el juicio a Camps y Costa ha decaído es evidente: el número de bombillas de la sala de vistas casi duplica a las personas capaces de aguantar toda la sesión, pues ayer apenas sobrepasaban las treinta. Pero lo que sí va en aumento es la tensión entre los abogados de la defensa y el presidente del tribunal del jurado del TSJ valenciano, Juan Climent.

El magistrado despertó ayer la indignación de los letrados Javier Boix y Javier Casanueva al declarar como "impertinente" siete preguntas de la defensa. En concreto, seis eran del abogado de Camps y una del representante legal de Costa. Climent también impidió hacer una pregunta al abogado de Camps después de haberle pasado el turno del interrogatorio por considerarla "no necesaria".

Las preguntas calificadas como impertinentes iban siempre en una misma dirección: los letrados preguntaban a los testigos si habían recibido "indicaciones" o "influencias" "directas o indirectas" de los acusados para contratar a Orange Market, acusada de regalar prendas de ropa a Camps y Costa. Climent argumentaba que esta pregunta "no se refiere al objeto del proceso", pues quiere separar la causa de los trajes -que es la que ahora se juzga- con la otra causa que investiga el TSJ sobre la presunta financiación ilegal del PP. Los letrados protestaron en cada ocasión para que constara en acta.

Pero hubo más. Cuando prestaba declaración el escolta de Camps en su época como presidente, y justo en el momento en que el representante de la acusación popular más lo apretaba en su interrogatorio, Climent espetó al expresidente: "No haga indicaciones al testigo". Camps se indignó y replicó: "¡Yo no he hecho gestos!". El juez le pidió que estuviera tranquilo. "Yo estoy totalmente tranquilo, como desde el principio, totalmente tranquilo", dijo Camps.

Muy cerca de su hijo

Durante la sesión de ayer, Camps dedicó miradas, hizo muecas y guiñó el ojo varias veces a su hijo pequeño, presente en la sala. Tanto antes del receso como al final de la sesión, Camps se lo acercó a su lado -ante los ojos del jurado popular-para encajarle la mano (al estilo deportivo) o pasarle la mano por el hombro del menor en un cariñoso gesto paternal.