Los hogares castellonenses habían amanecido como de costumbre repletos de regalos, ya que los Reyes Magos habían sido, como de costumbre, muy generosos. Era el 6 de enero de 2008. Los primeros resquicios de la crisis empezaban a hacer mella y muchos soñaban con un "pellizquito" de euros. El deseo se hizo realidad. A las 12:00 horas los niños de San Ildefonso cantaban el primer premio del Sorteo del Niño correspondiente al ya mágico número 87.657 euros.

Lágrimas de alegría y litros de cava inundaban los rincones de la capital de la Plana porque este codiciado premio se había acordado de visitar a los castellonenses por primera vez en su historia. La administración número 3 de Castelló, de nombre La Lledonera, situada en la céntrica plaza Clavé, repartió una lluvia de billetes cifrada en 110 millones de euros gracias a las 55 series vendidas. La encargada de repartir la suerte fue la propietaria del establecimiento, Montserrat Esteve, quien cuatro años después del sorteo aún recuerda emocionada aquel histórico día. "Hay que darle las gracias al Cristo de Medinaceli, que fue quien nos dio suerte", señaló ayer Esteve, mientras mostraba la imagen del santo que ocupa un lugar privilegiado en el local.

"Desde que tocó tengo más venta, se ha notado, además el número 87.657 no se vende en ventanillas porque está todo abonado", señaló la propietaria de la administración, que reconoce que solo dos de los afortunados se acordaron de la lotera. Pero a ella también le tocaron 100.000 euros, la mitad de un décimo que compartía con una amiga, dinero que le sirvió para "pagar deudas y dar algo a mis hijos".

Premio repartido

El premio cayó muy repartido, ya que 25 series se vendieron en ventanilla, 20 a la Cofradía del Cristo de Medinaceli, que repartió 40 millones de euros en participaciones y el bar El Sol, situado en las cercanías de la avenida Valencia, que vendió 10 series entre sus clientes.

Cuatro años después, el bar El Sol ha cambiado varias veces de dueño y sus actuales propietarios, Mª Ángeles Gascó y Vicente Collado, recuerdan aquel 6 de enero con entusiasmo, ya que eran clientes del bar que ahora regentan y tenían un décimo. "Nos ayudó mucho, no se puede explicar con palabras lo que se siente, tardas en creértelo", recordó ayer Gascó, quien confiesa que con aquellos 200.000 euros se compraron un piso y un coche, además de darse algún capricho en forma de gargantilla.Desde entonces, siguen jugando todas las semanas al mismo número, que sigue comprando Manolo Alves, y hoy volverán a tentar a la suerte con el 87.657.

Y es que Manolo, quien fuera propietario del bar El Sol cuando tocó el premio, fue uno de los grandes protagonistas aquel día. Su imagen de felicidad recorrió toda España en los informativos y en los principales periódicos. "Lo mejor fue la alegría de la gente, además de la tuya propia, porque muchos vecinos que jugaron lo estaban pasando mal y necesitaban el dinero, así que fue un respiro", destacó ayer Alves.

Al día siguiente del sorteo, el bar permaneció cerrado porque se habían agotado todas las provisiones, pero luego volvió a levantar la persiana durante cinco meses más hasta que cambió de ubicación y pasó a regentar un bar mayor en la misma zona, que recibe el nombre de La Asociación.

Para la mayoría de mortales el dinero es difícil de esconder, así que semanas después del sorteo el parque móvil del barrio había sido renovado y algunos vecinos volvían de viaje.