El destino ha querido que el primer encuentro a domicilio que dirige José Francisco Molina como técnico del Villarreal sea en un escenario muy especial para él. Mañana visitará el Vicente Calderón. Un campo donde fue protagonista del once que marcó un hito en la historia del Atlético de Madrid, consiguiendo el doblete en la temporada 1995-96. Casualidades de la vida, en el banquillo del Atleti se encontrará con un compañero de aquel once glorioso como es Diego Simeone.

El argentino halagó al entrenador amarillo hace unos días, admitiendo que le guarda un gran cariño y que seguro que será bien recibido por la parroquia colchonera. Unas palabras que le ha devuelto ahora Molina.

"No he hablado con Simeone, pero le tengo mucho cariño porque compartimos muchas cosas buenas. Será un placer volver a verlo", indicó el ex guardameta para el que siempre será especial pisar el césped del Calderón. "Tengo ganas de volver al Vicente Calderón porque se vivirá un gran ambiente y seguro que eso nos motivará", afirmó.

Dieciséis años después, Molina confiesa que aún le paran aficionados del Atlético por la calle para mostrarle su cariño y por lo tanto le guarda un gran respeto a la afición que mañana seguro llenará el estadio por primera vez esta temporada.

Sin desviar la atención

El encuentro de dos viejos compañeros del Atlético justo cuando ambos debutaron como entrenador en Primera División en este 2012 ha creado una gran expectación en este partido. Durante toda la semana se está hablando mucho más del duelo que enfrentará a Simeone con Molina que del encuentro en sí, que es lo que realmente importa, al menos para el técnico amarillo que no quiere que nada desvíe la atención de sus jugadores. Lejos de afectos, lo único que importa es ganar mañana los tres puntos, y eso sólo lo pueden hacer los futbolistas.

"Los partidos se juegan en el campo, no en los banquillos, eso hay que tenerlo claro", sentencia el valenciano. Una filosofía que ya defendía en su etapa como futbolista profesional y que ahora conserva.

La realidad dice que el Villarreal llega al Calderón en zona de descenso y que un triunfo es vital no sólo para poder salir de ahí, sino para afrontar con moral la gran final que tiene el próximo lunes 23 en casa ante el Sporting.