El grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Castelló denunció ayer que las gasolineras de la ciudad "se están negando a abastecer a los coches de la Policía Local ante los impagos por parte del consistorio" y lamentó que la pasada semana "varias unidades se vieron obligadas a dejar de patrullar ante la falta de combustible".

Así lo explicó la concejala Patricia Puerta en un comunicado, en el que pidió explicaciones "urgentes" al equipo de Gobierno ante una situación que considera "muy grave". De hecho, su grupo llevará hoy el asunto a la Comisión de Economía y Hacienda para que el equipo de gobierno informe sobre el estado de la tesorería municipal e indique "cómo están afectando los impagos a los principales servicios que presta el ayuntamiento".

Según apuntan desde el PSPV, esta denuncia ha sido trasladada a los socialistas por los sindicatos con representación en el ayuntamiento y por los propios policías, que han alertado de la pérdida de eficacia ante una eventual situación de emergencia. "Los profesionales están verdaderamente preocupados porque no pueden realizar su trabajo con el nivel de calidad que desearían, lo que es muy grave cuando del trabajo de estos profesionales depende la seguridad ciudadana", insistió la edila.

Puerta criticó que el Partido Popular "está deteriorando los servicios públicos de una forma preocupante" y lamentó que el "despilfarro desmedido" de los últimos años, en los que "ha gastado de forma descontrolada, como si el dinero saliera de debajo de las piedras" ha llevado al consistorio a una situación "crítica" en las finanzas municipales, "en la que ni siquiera se puede hacer frente al pago de la gasolina".

Asimismo, la concejala socialista destacó que es "improcedente" que mientras los coches patrulla no pueden repostar haya concejales del PP que "utilizan los coches oficiales como si fueran taxis" y recordó que el PSPV ya denunció hace unos meses que varios miembros del equipo de gobierno utilizaron los coches municipales para desplazarse a sus segundas residencias en Benicàssim mientras estaban de vacaciones en agosto. "Hay motivos para indignarse", concluyó.