Una camada de conejos ha encontrado estos días su particular refugio veraniego en la playa Ben Afelí de Almassora. Desde el consistorio recuerdan que no existe constancia de ninguna plaga y, ciertamente, apenas se trata de una "familia" que ha trasladado su residencia a las inmediaciones del chiringuito de la costa local por estas fechas. Sin embargo, no ha dejado indiferentes a los residentes del distrito marítimo que a diario recorren el tramo central de la costa aprovechando sus vacaciones.

Pequeños y de color marrón, los conejos "se esconden entre las rocas y comen la hierba que encuentran que por allí", señaló ayer la presidenta de la asociación de vecinos Mos Quedem, María Tajes. Tímidos a la hora de lucirse al sol, prefieren el amanecer y las últimas horas del día para hacer sus incursiones por el litoral en busca de algo de comida en un territorio poco proclive a sus necesidades alimenticias.

Mientras los veraneantes apuran los rayos del sol de agosto, estos mamíferos aguardan en la madriguera improvisada junto a los lavapiés, a escasos metros de la caseta de la Cruz Roja y se dejan ver en contadas ocasiones, sólo cuando caen las temperaturas. Como los de su raza, prefieren la noche para hacer vida social, de ahí que cuando los bañistas dan por concluida la jornada playera, "van hasta el chiringuito a ver si encuentran algo de comer". comentó la presidenta de los vecinos. No en vano, este tipo de animales come en pequeñas cantidades pero frecuentemente, una rutina que difícilmente podrán seguir en la árida playa de Almassora. Lo que sí han encontrado es agua, la que se queda estancada en los lavapiés de Ben Afelí tras el uso de los bañistas.

Estos nuevos bañistas que no dejan fotografiarse fácilmente, no ocasionan ninguna queja entre los vecinos, ya que ninguno de los animales ha causado daños en las inmediaciones.

Algunas fuentes consultadas sostienen que su presencia en la costa puede prevenir otras plagas y su inclusión en las 100 especies invasoras más dañinas del mundo no preocupa en Almassora.