La provincia de Castelló sufrió en 2012 la mayor pérdida de bosque por incendios forestales de la última década con más de 10.600 hectáreas quemadas, una cifra a la que solo se había acercado en el año 2007 con un cómputo de 7.800 hectáreas, según datos facilitados por la Conselleria de Gobernación.

Esta circunstancia se dio justo en el año en el que la Conselleria de Gobernación decidió aplicar recortes sin precedentes en las brigadas contra incendios y eliminar o restringir el horario de las bases de emergencia.

En suma, durante los últimos 11 años (entre 2002 y 2012 ambos incluidos) el fuego ha arrasado 22.639 hectáreas de zonas forestales en las comarcas castellonenses a causa de un total de 1.110 incendios, de los cuales 93 se corresponden con el año 2012.

La causa de este aumento sin precedentes de las hectáreas quemadas el año pasado no radica el número de incidentes (dado que en años como 2005 hubo hasta 168 incendios forestales), sino que el factor determinante fue la gravedad de los mismos y las dificultades para poder controlar las llamas a tiempo.

El año en el que menos hectáreas se quemaron fue 2010, que solo registró la pérdida casi simbólica de 30 hectáreas distribuidas en 63 incendios, una cifra que también fue la más baja de todo el periodo.

Por años, el número de hectáreas quemadas fue de 229 (2002), 364 (2003), 220 (2004), 1.450 (2005), 120 (2006), 7.800 (2007), 317 (2008), 1.177 (2009), 30 (2010), 274 (2011) y 10.658 (2012).

El incendio que generó la combustión de más hectáreas de arbolado y disparó la estadística de 2012 fue el del Alto Palancia, un siniestro que desató las críticas de bomberos, brigadas y vecinos por la respuesta que dio la Generalitat y la supuesta falta de recursos para atajarlo a tiempo.

Los informes de la sección del sindicato Comisiones Obreras (CC OO) en la Unidad de Brigadas de Emergencia (UBE) de la Generalitat Valenciana concluyen que la respuesta al incendio del Alto Palancia sufrió un retraso crítico por el recorte de las bases de brigadas de refuerzo estival en cuatro municipios cercanos a la zona afectada (Bejís, Altura, El Toro y Onda).

Según el sindicato, cuatro de las citadas bases y sus 44 agentes (Bejís, El Toro y Onda) habían sido eliminadas con la reducción del 8 0% de las brigadas de refuerzo en la provincia de Castelló, una reducción que comenzó a acometerse en 2011 y se acentuó en 2012. La única base cercana al incendio de Andilla que se mantenía era la de Altura, pero tampoco estuvo operativa en el momento de la declaración del incendio porque la Generalitat redujo el servicio de 5 a 3 meses y la unidad no comenzaba a operar hasta el 1 de julio (antes lo hacía desde mayo). El fuego original que se extendió hasta Castelló partía de Andilla (Valencia), donde los recortes también habían eliminado la autobomba del pueblo y las bases de bomberos forestales más cercanas de Calles e Higueruelas. El balance final fue de 8.000 hectáreas quemada sólo en Castelló en un único incendio.

Sustitución por voluntarios

El Consorcio Provincial de Bomberos hizo el año pasado una apuesta por compensar con voluntarios los recortes del 80 % de los agentes de refuerzo para la extinción y prevención de incendios forestales en la provincia de Castelló.

Esta es una de las apuestas del consorcio para afrontar la reducción de operarios llevada a cabo por la Conselleria de Gobernación, que posteriormente cede la gestión a la entidad provincial. Así lo explicaba días antes del inicio de la temporada estival de 2012 el diputado provincial de bomberos Luis Rubio.

"Yo no puedo entrar a valorar los recortes que ha realizado la conselleria, aunque sí puedo decir que lo estamos supliendo con voluntarios que están respondiendo muy bien. Estamos económicamente como estamos y hay que ahorrar y hacer entender a la gente que hay que comprometerse más con la sociedad y que ya no puede ser pensar eso de que que la administración lo paga todo. El modelo de voluntarios funciona en Alemania, en Austria o en EE UU, que son países con sistemas muy desarrollados".

Por su parte, los portavoces de Comisiones Obreras en la Unidad de Brigadas de Emergencia (UBE) subrayan que el recorte de personal y el "parche" de utilizar voluntarios supone no sólo un riesgo para los espacios naturales de la provincia de Castelló, sino también para la integridad física de los propios agentes que intervienen en la extinción.