La nueva prórroga de dos años de la declaración de Zona Acústicamente Saturada en las tascas de Castelló, que adelanta media hora -hasta las 23.00 horas- el horario límite del consumo de bebidas en el exterior, ha caído como un jarro de agua fría en los hosteleros de este punto neurálgico de la ciudad. Los propietarios reclaman al Partido Popular que utilice su mayoría absoluta en las Corts para modificar la Ley Valenciana de Contaminación Acústica y alertan de que esta normativa puede poner en jaque el ocio nocturno al aire libre si se presenta una denuncia vecinal por exceso de ruido.

"El ayuntamiento se quiere cargar las tascas, ¿cómo van a potenciar así el turismo si gripan el motor del sector servicios del centro?", subrayó uno de los portavoces de las tascas, Ernesto Bou. Los propietarios trasladaron su malestar al concejal de Sostenibilidad, Gonzalo Romero, en una reciente reunión convocada para analizar la ZAS y le instaron a presionar al Consell para que varíe la legislación vigente en torno al ruido. Consideran que el horario nocturno referente al ruido debería aplicarse más tarde de las 22.00 horas establecido por la normativa autonómica, según otras fuentes de las tascas. El horario de noche es más restrictivo que el ruido y dispone unos niveles de decibelios más reducidos. Las tascas registran su mayor afluencia los fines de semana entre las 20.30 y las 23.00 horas y creen que retrasando el horario nocturno al menos una hora se facilitaría el cumplimiento de la declaración de Zona Acústicamente Saturada.

Los hosteleros de las tascas, que también cuenta con terrazas en Santa Clara, apuntan que la ZAS podría extenderse a otros puntos con mesas y sillas al aire libre de Castelló si se presenta una denuncia vecinal contra la contaminación acústica. Los bares pueden habilitar terrazas de 08.00 a 00.30 horas de octubre a abril y de 08.00 a 01.00 en el resto de meses, aumentando media hora los viernes, sábados y vísperas de festivo. Si una de las zonas con terrazas sobrepasa el máximo de decibelios, el ayuntamiento tiene que aprobar una ZAS y limitar su apertura, como sucede en las tascas.

Cabe recordar que el gobierno local aplicó por primera vez la ZAS en las tascas hace dos años y medio a fin de ajustar la contaminación acústica advertida por la asociación de Sense Soroll. Las medidas en vigor desde entonces -limite del horario de cierre, suspensión de nuevas licencias o colocación de toldos fonoabsorbentes- han sido insuficiente para atajar el ruido y el ejecutivo local acaba de endurecer esta declaración rebajando media hora más el horario de venta de bebidas en la calle -de 23.30 a 23.00 horas- y del consumo en los locales -hasta las 23.30- y ha ampliado dos años la suspensión de nuevas licencias de locales. También prevé mejoras en los toldos, cuya instalación ha supuesto un gasto de 30.000 euros, sufragado por los establecimientos.