La Asociación Protectora de Animales de Castelló (Aspac) lucha diariamente por los derechos de todos los animales. Pero, detrás de ellos trabajan muchos voluntarios para ayudar a esta asociación castellonense. Sonia Vilalta es un ejemplo de ello. Esta joven de 25 años ofrece su casa para acoger los perros y gatos que luego son adoptados por una familia. "Tomé la decisión porque siempre he tenido animales, me quedé en el paro y decidí ayudarlos con mi tiempo", apunta la miembro de Aspac.

Desde que forma parte de la asociación, Sonia ha tenido a su cargo cuatro gatos y cuatro perros. En la actualidad son el perro Aldi, al que le falta un ojo pero "está perfectamente bien" y la gata Julieta los que le hacen compañía "en un piso de 90 metros cuadrados y sin terraza".

Desde Aspac reclaman voluntarios y un miércoles al mes llevan a cabo una reunión para informarles de las novedades. "Fue allí donde conocí que podía ceder mi hogar como casa de acogida. La protectora no impone requisitos, solamente quieren que los voluntarios que cedan su casa cuiden a los animales como se merecen. La asociación se hace cargo del gasto económico", añade Sonia.

Los animales en casa de acogida se quedan hasta que les encuentran un hogar y una familia. El tiempo es ilimitado. "Cuando se tienen que marchar te enfrentas a una mezcla de sentimientos", comenta Sonia Vilalta. "Me siento mal porque les cojo mucho cariño, pero finalmente te sientes bien ya que ese animal va a tener una familia y un hogar. Siempre acaba predominando el espíritu positivo", afirma.

Aunque Sonia no tiene contacto con las familias adoptivas, desde la protectora sí llevan a cabo un seguimiento del animal.

La voluntaria de Castelló continuará ayudando a las mascotas que lo necesiten ya que "la Ley de Protección Animal en España es insuficiente y solamente las protectoras apoyan a los animales".

Como la casa de acogida de Sonia Vilalta hay otras once en la provincia de Castelló que juntas acogen a todos los animales que Aspac no puede amparar en su sede.