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El juez incide en los incumplimientos contractuales de Conceciones Aeroportuarias (Conaer) y da la razón a Aerocas en su voluntad de romper el contrato. Según señala, la primera ejecutó un aeropuerto plagado de deficiencias y cita una veintena de aspectos que había que subsanar.

La plataforma de viraje de los aviones y las calles de rodaje se hicieron pequeñas para albergar aviones de gran tamaño, al igual que las puertas de la terminal de carga. También había que hacer subsanaciones en el drenaje del campo de vuelo, en la torre de control y la terminal de pasajeros. Así mismo, falta todavía construir una instalación de suministro de combustible para aviones, entre otras cosas.

El juez concluye que Concesiones entendió "en un determinado momento de la ejecución del proyecto" que el mismo "no tiene la viabilidad que en un primer momento se estableció". Así que inició una negociación con Aerocas para salvaguardar sus intereses, "pero dicha negociación o exigencias no son atendidas por lo que decide resolver el contrato y no continuar con los trabajos proyectados". "Es Conaer la que decide apartarse del proyecto cuando todavía el aeropuerto no estaba en condiciones operativas, lo que hace que ningún interés tenga en su recepción". Las instalaciones que entregó "no permiten poner en funcionamiento el aeropuerto", añade.

Este periódico intentó sin éxito recabar la opinión de la exconcesionaria sobre la sentencia.