Helados. Así se quedaron los valientes que estuvieron ayer en El Madrigal en una noche gélida cuando Weligton marcaba el gol del remate en el último segundo de la prórroga, cuando la gente ya se levantaba de sus asientos. Sin embargo, los jugadores ya salieron congelados al campo. Fueron incapaces de imprimir el calor de otros partidos. A diferencia de la tónica en toda la historia del Villarreal, a este equipo de Marcelino le cuesta más ganar y jugar bien en casa. Ya son tres jornadas sin conocer la victoria, con una derrota ante Getafe, y dos empates frente Atlético y ayer ante el Málaga. Sólo Bruno aportó algo de luz a este oscuro encuentro del submarino, con un golazo en el que se demuestra que el capitán ha llegado al cénit de su carrera.

Pese al mal partido, no hay que quitar que el gol fue injusto. Precede de un córner que no era, ya que era fuera de banda. Y éste a su vez de una jugada de falta que tampoco fue. No obstante tampoco hay que quitar el mérito a un Málaga que en momentos fue superior y que empezó con las ideas muy claras, tapando a Bruno y Cani y ahogando al equipo. Sólo la lesión de Samuel desbarató el esquema de Schuster y el desconcierto fue aprovechado por el Villarreal, para adelantarse en el marcador cuando más estaba sufriendo las embestidas rivales.

El gol fue de libro, incluso celebrado en el banquillo por Marcelino. Jaume Costa robó un balón en el centro del campo, dio el balón a Cani quien vio que Bruno aparecía solo en segunda línea, y el de Artana, en carrera giró el cuerpo para meter un golazo con el interior de su pie izquierdo por la escuadra derecha del portero. Una obra de arte impensable hace dos campañas cuando el de Artana ni siquiera se acercaba a rematar. Ayer fue él, el que tuvo el acierto y las ganas que le faltó a los delanteros. Con Gio en el banquillo, Pereira sigue diluyéndose y no es que siga sin marcar, sino que apenas protagoniza acciones en ataque. Y a che se le acabó su idilio con la portería, ya que falló dos goles clamorosos prácticamente sólo ante el meta.

Todo esto en una primera parte que empezó mal pero que acabó con la sensación de que en la segunda se remataría el partido. Todo lo contrario,. Los amarillos sufrieron una nueva pájara que sólo Asenjo y la mala fortuna impidió que subiera al marcador.

Marcelino dio entrada a Gio, Pina y Hernán Pérez en busca del revulsivo que tan bien le ha funcionado esta campaña y que apunto estuvo de hacerlo si Willy Caballero no salvase de forma milagrosa un remate de cabeza del delantero mexicano. Inmediatamente después, una falta que no era acabó en córner, que tampoco era, y Weligton marcó el tanto del empate en el último segundo. Un punto que no satisface.