Almassora despidió ayer a uno de sus primeros concejales de la democracia, José Manuel Albella Serra. El también joyero murió minutos antes de la apertura del establecimiento que regentaba junto a su mujer a escasos metros del ayuntamiento, labor que compaginó durante años con la política. Albella integró en 1979 la primera corporación constitucional, con Vicente Vilar como alcalde, en un consistorio gobernado por la Unión de Centro Democrático (UCD).

En aquella corporación, que también tuvo a representantes socialistas y comunistas en sus filas, encontró a quien se convertiría en uno de sus íntimos en los años venideros: Fernando Oliva. El juez de paz sustituto de Almassora, que en la actualidad ocupa de forma provisional el cargo de Manuel Claramonte, compartió afinidad política y amistad con Albella en los momentos difíciles pero también en las celebraciones, que fueron muchas al final de la Transición. El cénit político del joyero llegó con su nombramiento como diputado provincial de Carreteras, labor que le permitió participar directamente en el debate del estatuto de autonomía. Esta etapa de múltiples contactos con Valencia le llevó a conocer a otro de sus más fieles apoyos: el consejero Manuel Tarancón Fandos. Tanto al frente de Agricultura como, posteriormente, como titular de Educación con Eduardo Zaplana, el político de Burriana y José Manuel Albella siempre mantuvieron una estrecha amistad.

Al salón de plenos del ayuntamiento local volvió como integrante de Unió Valenciana (UV) en 1999. Considerado liberal dentro de una agrupación con un programa regionalista muy concreto, Albella se desmarcó de cuestiones primordiales para su grupo como la unidad de la lengua.

En aquella corporación en coalición entre PSPV y Bloc consumió sus últimos días en la política. No volvió a presentarse bajo el paraguas del centro-derecha valenciano cuando agotó la legislatura en 2003. Desde entonces se dedicó al negocio familiar, donde compartía horas tras el mostrador junto a su mujer, y a sus dos hijas y sus nietos. El único vicio que no abandonó fue el del tabaco.