Un informe de instituciones alemanas y españolas cifra en más de 1.000 los movimientos sísmicos detectados en el Golfo de Valencia correlacionados con las operaciones de inyección de gas del proyecto Castor, el mayor de ellos con una magnitud de 4,3, durante un periodo de 40 días que empezó en septiembre de 2013.

El documento concluye que no puede "completamente" excluir una causa natural para los terremotos, aunque parece "improbable", dado que las magnitudes y tasas de sismicidad no han tenido precedente en la región en las pasadas dos décadas.

Así consta en las conclusiones del informe, distribuido este martes por Compromís, que ha sido elaborado por un conjunto de autores liderado por Simone Cesca, del Centro Alemán de Ciencias de la Tierra, junto con investigadores de la Universidad de Potsdam, de Zaragoza, la Complutense de Madrid, del Instituto de Geociencias (Madrid) y del Observatori de l'Ebre-URL (CSIC; Roquetes, Tarragona).

El documento indica que la secuencia sísmica que azotó la costa española en el Golfo de Valencia es un "interesante caso de sismicidad correlacionada con las operaciones de inyección de gas", en el que se llegaron a registrar más de 1.000 movimientos en un periodo de unos 40 días, desde septiembre de 2013, el mayor con magnitud de 4,3.

Asimismo, el informe constata que la secuencia sísmica muestra una variación temporal "correlacionada con el principio y el fin del proceso de inyección". Así, señala que la actividad de los terremotos empezó con el inicio de la inyección del fluido y los valores cambiaron desde la co-inyección a la fase de post-inyección. Ambos indican que las actividades sísmicas podrían haber sido desencadenadas por cambios en la presión de los poros en fallas preexistentes.

De acuerdo con el informes, los movimientos más importantes ocurrieron principalmente en la fase de post-inyección, un fenómeno de observación común en otros casos de sismicidad relacionada con inyección de fluido. Las técnicas aplicadas por los investigadores han indicado que la sismicidad está confinada en una "muy pequeña región" de menos de cinco kilómetros de tamaño, en la proximidad de los pozos de inyección de gas.

Excluyen a la Falla de Amposta

Según el análisis, la interpretación combinada de los resultados de los análisis sísmicos y los estudios sísmicos locales y la cartografía de la falla a pequeña escala sugieren dos posibles escenarios de ruptura, pero excluyen la reactivación de la vecina Falla de Amposta.

Así, este análisis podría indicar que la secuencia sísmica corresponde a la ruptura de procesos a lo largo de las superficies de baja inmersión de poca profundidad, que podrían haber sido provocados por la inyección de gas en el depósito y excluye la activación de la Falla de Amposta. Un escenario alternativo incluye la reiterada activación de un sistema de fallas escarpadas orientada noroeste-sureste, que fueron identificadas por anteriores investigaciones sísmicas marinas.

En el momento de redacción del informe, cuando la actividad en la planta Castor está detenida, los autores ven "difícil" prever si la actividad sísmica continuaría en el caso de que la inyección de gas continuara en el futuro y qué magnitud máxima podría tener. En este caso, se indica que dependería del estrés disponible en las fallas preexistentes y el tamaño de las subfallas hidráulicamente conectadas con la formación del depósito.