La vida no va de cromosomas, pero el trabajo tampoco. El lema bajo el que la Federación Española de Síndrome de Down celebra al Día Mundial de las personas con trisomía 21 ha revertido en Castelló para visibilizar la capacitación de estas personas para desarrollar un trabajo en la empresa ordinaria. Así lo explicó ayer la presidenta de la Fundación Síndrome de Down de Castelló, Rosa Prades, tras anunciar la cancelación de los actos programados en la plaza Santa Clara por motivos meteorológicos. Entre las actividades que se preveían desarrollar estaba la inclusión de usuarios de la fundación en comercios de la plaza para demostrar que también pueden trabajar.

La inserción laboral de las personas con Síndrome de Down en la empresa ordinaria es una de las máximas preocupaciones de la fundación que, además, es el único organismo de la provincia de Castelló que ofrece el servicio de preparadores laborales. Según explicó Prades, se trata de un departamento que se encarga de visitar las empresas e informar, de las ventajas para la mercantil y el beneficio para las personas con trisomía 21, que conlleva este tipo de contratos.

La ley 13/1982, de 7 de abril, de integración social de los minusválidos (Lismi) establece que las empresas públicas y privadas, han de contratar a una persona con discapacidad por cada 50 empleados ordinarios. No obstante, el cumplimiento de esta ley es más bien escaso, «muchas veces por desconocimiento», aseguró Prades. A ello se suma el complicado panorama laboral donde las mercantiles aún siguen muy reacias a aumentar la plantilla. «No es el momento idóneo para la contratación», añadió la presidenta.

Pese a todo, la fundación sigue trabajando para visibilizar que las personas con Síndrome de Down pueden desempeñar un trabajo «perfectamente». Un ejemplo es un usuario de la fundación que lleva siete años trabajando para la empresa Becsa. Además, recientemente, otro usuario se ha incorporado como recepcionista en la mercantil Mediterranea Gestión.

Además, este año cuentan con la subvención de los Planes Integrales de Empleo (PIE) del Servef, que el año pasado no les fue aprobado. «El colectivo de la discapacidad no estamos atravesando por un buen momento y toda ayuda que llegue, aunque sea poca, alivia mucho. Los padres están haciendo verdaderos esfuerzos para mantener a sus hijos en la fundación y ello nos da fuerzas para seguir trabajando por la plena integración laboral y social de estas personas», argumentó la presidenta.

Tal como se recoge en la web de Down España, el síndrome de Down es una alteración genética producida por la presencia de un cromosoma extra (o una parte de él) en la pareja cromosómica 21, de tal forma que las células de estas personas tienen 47 cromosomas con tres cromosomas en dicho par (de ahí el nombre de trisomía 21), cuando lo habitual es que sólo existan dos. «Este error congénito se produce de forma natural y espontánea, sin que exista una justificación aparente sobre la que poder actuar para impedirlo. No hay que buscar culpables», añaden. El síndrome de Down debe su nombre al apellido del médico británico John Langdon Haydon Down, que fue el primero en describir en 1866 las características clínicas que tenían en común un grupo concreto de personas, sin poder determinar su causa.