Una «torraeta» de anchoas,, gambas al ajillo y ensaladilla rusa forman parte indisoluble de la memoria de la cafetería «Chiki» de Castelló, uno de los bares emblemáticos del centro de la ciudad. Ayer abrió sus puertas por última vez. Ha echado el cierre forzado por la última ley de arrendamientos. Ésta ha suprimido las rentas antiguas y el propietario del inmueble ha rechazado renovar el contrato de alquiler.

«Se va un mítico de Castelló, donde hace 50 años la juventud se tomaba su torraeta y gambas al ajillo», recordaba Paco, un cliente habitual.

El cierre coincidió además en un día de luto en el bar tras fallecer un empleado de sólo 47 años como consecuencia de un infarto. El dueño del «Chiki», Fernando Solsona, se ausentó ayer del establecimiento por este motivo para acompañar a la familia. Una triste noticia justo en el día en el que la cafetería servía sus últimos cafés, tapas, bocadillos y quintos.

El «Chiki», situado en la calle O'Donell, inició su andadura hace 65 años, de la mano de los padres del actual dueño. «Sentimos tristeza, lo echaremos de menos», relataban Josefa y Modesto, una pareja de vecinos de Castelló que llevaban 15 años acudiendo cada sábado al bar a picar alguno de sus aperitivos.

«Hay gente mayor que lleva viniendo desde hace 50 años. Es el último bar de los antiguos de Castelló», rememoraba José Ruperto Soler, jefe de cocina. «Ahora empezábamos a remontar un poco y nos vamos a la calle», lamentaba. Con su clausura, los cuatro empleados fijos engrosan el paro.