En abril de 2007, el entonces alcalde de Castelló, Alberto Fabra, colocaba la primera piedra de un nuevo barrio residencial bautizado como Boera Park. Sus diez bloques se situan en una zona de expansión de la ciudad, entre el centro comercial La Salera y el casco urbano. Las obras finalizaron en 2010, en plena crisis del ladrillo, y se convirtió en uno de las urbanizaciones damnificadas por el estallidos de la burbuja inmobiliaria. La mayoría de sus cerca de 300 viviendas, de alta gama, se encuentran desde entonces vacías.
Ahora, una inmobiliaria ha asumido la comercialización de los pisos, que pertenecen a una entidad financiera, y ha lanzado una ambiciosa y económica promoción para impulsar Boera Park. Ofrece alquileres con opción a compra de 210 euros al mes para pisos de un dormitorio, y de 315 en las viviendas más caras emplazadas en un ático. Los inquilinos podrán permanecer en alquiler tres años sin asumir en este tiempo el pago de la contribución y los gastos de la comunidad. Transcurrido este plazo, podrán adquirir el piso aportando el 60 % del montante destinado al alquiler. Asimismo, los 75 primeros que reserven una vivienda estarán tres meses sin pagar la cuota.
Fuentes de la inmobiliaria subrayaron que esta oferta está teniendo un importante impacto y que en sólo dos días ya se han hecho 17 reservas. Las mismas redes sociales se han hecho eco de una iniciativa dirigida especialmente para gente joven.
Cinco años sin ventas
Es la última alternativa que lanza Boera Park -la promoción actual se denomina Residencial Fuego- para salir al mercado. Suma cinco años en barrena. Sólo 16 de las 290 viviendas se encuentran habitadas, según las mismas fuentes. Esta urbanización, proyectada para acoger ríos de gente paseando en sus amplias avenidas y tiendas en los bajos de las casas, presenta una imagen desértica.
Fue una de las últimas propuestas iniciadas cuando estaba apunto de estallar la burbuja inmobiliaria. Junta Boera Park, se han quedado a medio construir en la ciudad el PAI de Sensal y Lledó. Por su parte, se ha suspendido el mayor proyecto residencial diseñado por Alberto Fabra, el PAI Mestrets, aunque en este caso también ha incidido la lucha vecinal de los propietarios de los «masets» de Mestrets, que se negaron a que sus casas fueran derribadas y ganaron la batalla en los tribunales.
Castelló fue una de las provincias que lideró el «boom» de la construcción en la primera década del siglo XXI. Promovió decenas de planes urbanísticos, especialmente en la costa, y tras el desplome del ladrillo se erigió en uno de los territorios con más «stock» de viviendas por vender. Según el último estudio de la Confederación Española de Asociaciones de Fabricantes de Productos de Construcción (Cepco), la provincia acumuló en 2010 un total de 46.278 viviendas sin traspasar. Al cierre de 2014, esta cifra descendió a 24.826, aunque Castelló sigue siendo la cuarta provincia con más viviendas sin ocupar.
