e esperaba en El Madrigal la visita del Córdoba como la gran oportunidad para que el equipo local iniciara la recuperación de su escasa salud, física y mental, dada la condición de colista de la categoría de los visitantes. Después de los últimos resultados registrados los de FR necesitaban una victoria a toda costa que les sirviera de punto de partida para recuperar al menos una parte de lo que fueron durante la primera vuelta de la liga, con un rival que, prácticamente condenado ya al descenso, no tenía que ser una víctima propiciatoria, pero casi. Todos, desde el equipo y sus dirigentes hasta el último aficionado, coincidían en que el día era arribado, que los cordobeses ofrecerían poca resistencia y que el submarino comenzaría, con una victoria ante los andaluces, a salir del atolladero. Pero a todo a lo que se llegó fue al empate a cero goles, con lo que las cosas han quedado como estaban o peor, en relación con la profunda crisis que el Villarreal atraviesa.

El equipo está enfermo, doliente todavía del síndrome sevillista. Desde que el equipo hispalense le venció de manera demoledora en los tres partidos jugados en pocos días entre ambos, que se saldaron con tres derrotas, dos de ellas en El Madrigal, con lo que además de los partidos se perdía la permanencia en la disputa de Europa League, más tres puntos en liga que pueden ser importantes al final para las aspiraciones a volver a estar presente en la segunda competición europea, o no, el Villarreal no levanta cabeza y el empate de ayer confirma que la crisis sigue viva y coleando. Los futbolistas también son personas, las personas tienen sentimientos y hay derrotas y contratiempos que son difíciles de somatizar independientemente del entusiasmo que se ponga en conseguirlo.

Los futbolistas del Villarreal salieron al campo con un recuerdo a su compañero Musacchio, lesionado de mucha gravedad la semana pasada en Getafe. Era una manera de animar al que es su capitán en estos momentos en que tiene que paralizar momentáneamente la práctica del fútbol, lo que llevará unos meses que se presumen muy duros y que se añaden a la también larga lesión de Bruno, cuya ausencia el equipo ha notado con la misma intensidad que su ausencia señala partido tras partido. Las ausencias de Bruno y Musacchio por lesión añadidas a los malos resultados, han significado, o eso creo, una sobrecarga emocional, una dificultad que añadir a lo que significaron las tres derrotas ante el Sevilla. Para que nada falte, en el partido de ayer tuvieron que darse otras circunstancias que tampoco ayudaron a encontrar una victoria que se resistió hasta el punto de que hasta dos veces, con el portero batido, dos remates tremendos se estrellaron en la cruceta de la portería forastera. Con unos pocos milímetros menos de altura en la trayectoria del balón, al menos en uno de los casos, estas horas estaríamos hablando del primer paso en busca de la salida del túnel, pero como la suerte también cuenta y ayer se posicionó en el bando visitante, la victoria que el Vila-real buscaba para comenzar la remontada, tendrá que esperar.

El Córdoba, que se sabe descendido, llegó a Villarreal sin ninguna clase de presión ya a estas horas, cuando hasta el propio presidente está ya preparando su equipo para afrontar la próxima temporada en segunda división. Quiere decirse que en contra de lo que le ocurría al rival, hecho un manojo de nervios, los andaluces llegaron sin ninguna clase de presión, a jugar un partido de fútbol, que es por los que les pagan y en lo que se divierten. Llegaron a la portería poco y sin grandes peligros que resolver, mientras, sobre todo en la segunda parte su portero se erigió en la figura. Para que no faltara de ná.

El Villarreal no estuvo bien. Necesitaba marcar, pero una cosa era la voluntad puesta en el empeño y otra que las órdenes que el cerebro daba a los músculos fueran interpretadas correctamente. Lo intentó, bien es cierto, pero la mayor parte de las cualidades que les hemos visto en la primeras vuelta habían desaparecido. Futbolistas de talento notable otras tardes fueron ayer irrelevantes, se perdieron dos puntos, pero sobre todo la victoria, que podía servir de lenitivo, se volvió a escapar. En la próxima con frontación será.