A un mes de las elecciones municipales, el alcalde de Castelló, Alfonso Bataller, sacó ayer pecho de su gestión económica. De cara a la cita electoral, el candidato del PP esgrimirá, al igual que la Generalitat, que las políticas de ajustes han valido la pena y han mejorado las cuentas. Así, ayer presentó los datos de liquidación del presupuesto de 2014, que indican que el ayuntamiento cerró el pasado año con 3,5 millones de superávit, redujo un 14 % la deuda (de 113 a 97 millones), y disminuyó a los 13 días el plazo de pago a proveedores.
El consistorio, según las cifras aportadas por el primer edil, registró el segundo año consecutivo con números positivos. «Las reformas emprendidas no han permitido crecer, y esta gestión nos permite invertir en los diferentes distritos de la ciudad, incrementar hasta 12 millones de euros la cantidad que destinamos a gasto social, mantener la calidad de los servicios ciudadanos y bajar los impuestos», afirmó Bataller en rueda de prensa, acompañado por los concejales de Economía y Hacienda, Juan José Pérez Macián y José Masip. .
Subrayó que en 2014 se ejecutó el 95 % del presupuesto y avanzó que los 3,5 millones logrados en el remanente de tesorería positivo se destinarán «a invertir en la ciudad y en las reivindicaciones y necesidades ciudadanas».
«Somos un ayuntamiento responsable, serio y eficaz que cuenta con el presupuesto realista y ajustado a las necesidades sociales que venimos impulsando», prosiguió Bataller, quien detalló que «una vez logrado el objetivo de reducción de déficit y deuda, hemos recuperado la senda de la inversión con casi dos millones de euros recursos propios». «Las subvenciones de capital que nos llegan de otras administraciones alcanzan los casi cinco millones de euros y supone el 68 5», recalcó el primer edil.
El 40 % del presupuesto correspondió a las contratas públicas de prestación de bienes y servicios, mientras el gasto de personal se situó en el 30 %. El alcalde resaltó que se ha abordado una política de «eficiencia en el gasto corriente, con medidas como la reducción en alquileres y energía, con un ahorro de seis millones de euros».
Este cambio de tendencia ha ido aparejado a la puesta en marcha en 2012 de un plan de ajuste, que el Gobierno obligó al ayuntamiento cambio de avalar la concesión de un crédito de 46 millones de euros para el pago a proveedores. Entonces, la situación en las arcas municipales era insostenibles. Este programa comportó una paralización de inversiones, una reducción del gasto ordinario no consolidado, un renegociación a al baja de los alquileres y un aumento de impuestos.
