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«Veo muy factible gobernar en Castelló y más complicado en la Generalitat »

Con el mandato a punto de expirar, ¿qué destacaría de estos cuatro años?

La evolución desde mayo de 2011 a mayo de 2015 ha sido muy satisfactoria. Hemos conseguido estabilizar las cuentas municipales, ajustar muy bien los gastos e ingresos en los presupuestos. La estabilización de las cuentas nos ha permitido pasar de un desfase negativo de 8 millones de euros a tener 3,5 millones de superávit. Hemos conseguido dar la vuelta a la situación porque hemos adoptado muchas medidas para contener el gasto, pero siempre preservando y priorizando los servicios municipales y sin que se resienta el gasto social. Ahora ya estamos en disposición de invertir, a través de mecanismos como el de los presupuestos participativos, y de comenzar muchos proyectos para vertebrar la ciudad. También podemos devolver a los ciudadanos el esfuerzo fiscal que les pedimos en los primeros años de la crisis, como refleja la rebaja global de impuestos de 4 millones que hemos aplicado. La estabilidad es clave porque una institución no puede preservar los pilares del bienestar sin un soporte económico.

En todo caso, esos desajustes económicos que se encontró eran herencia de un gobierno del PP...

Yo recibí una serie de desequilibrios económicos que no eran exclusivos de Castelló, sino de todos los municipios de España. La caída de ingresos fue general y por eso fue necesario un ajuste minucioso de los ingresos y gastos. Por ejemplo, antes de la crisis llegaron a recaudarse hasta 10 millones de euros a través el impuesto de construcciones y obras. El ayuntamiento presupuestaba en base a la evolución histórica y se produjo un desfase porque cayeron las licencias de obra. Yo me encontré ese desajuste y también que nuestros proveedores no estaban cobrando, que pagábamos a más de 160 días de media, cuando ahora lo hacemos a 13 días. El Estado nos pidió un plan de ajuste a cambio de un préstamo de 48 millones de euros y gracias a ello pudimos salir de esa situación.

Por lo que cuenta, el legado económico de Alberto Fabra no fue el mejor...

Evidentemente, tras las próximas elecciones me gustaría entrar con la situación económica que tiene ahora el ayuntamiento.

Llegó en 2011 de forma discreta al ayuntamiento, fue ascendido a vicealcalde y con la marcha de Fabra a Valencia fue elevado a la alcaldía. Luego llegó el impacto de su imputación en el caso Gürtel y la posterior desimputación. Después de esta montaña rusa, ¿se le ha endurecido la piel política?

Se me ha curtido la piel y me han salido más canas. Ha sido un mandato con 15 meses muy duros porque en la política se ensañan mucho los contrincantes. Esta circunstancia me afectó mucho familiarmente, pero puedo decir que mi trayectoria es intachable pese a que se me investigó. En todo caso, el balance de estos cuatro años es plenamente reconfortante porque me ha permitido disfrutar de mi ciudad.

¿Pensó en tirar la toalla?

Yo soy muy luchador y no tiro la toalla por nada en la vida. Tenía muy claro que mi actuación había sido adecuada y estoy seguro de que mucha otra gente que se ha visto implicada en esta investigación judicial será declarada inocente porque actuó honestamente.

En situaciones parecidas a la suya, hubo cargos que tuvieron que dejar sus responsabilidades mientras que usted contó con el respaldo de Alberto Fabra. ¿Se sintió un privilegiado?

Yo actué en consecuencia y por esa línea roja que había marcado Fabra dejé la presidencia local del partido. La responsabilidad como alcalde la mantuve porque tenía el apoyo de todos, que sabían que era un problema administrativo de tres contratos. Me sentí muy apoyado y a los 15 meses se archivó.

¿Percibió el recelo de sus compañeros por el hecho de que un recién llegado como usted acabara de alcalde?

Llegué a alcalde por la generosidad de los que estaban delante de mí en la lista y renunciaron y del resto de compañeros del equipo de gobierno. Es normal que si vienes de fuera y te encuentras con gente que lleva más tiempo haya algún recelo. Eso está dentro de las aspiraciones lógicas de las personas que se dedican a la política. Pero me vi muy pronto respaldado porque ejercí el liderazgo. Le puedo asegurar que en muy poco tiempo tenía un equipo totalmente cohesionado al que agradezco esa lealtad.

La marcha de dos pesos pesados como Marta Gallén y Miguel Ángel Mulet a Valencia parece una vía para aliviar las tensiones internas...

Puede parecer eso o puede parecer que es un premio a su trayectoria en la ciudad. Miguel Ángel Mulet lleva muchos años como diputado y concejal al servicio de Castelló, mientras que Marta Gallén ha dado un vuelco al Grau. La inclusión en las listas autonómicas es responsabilidad del presidente regional y del provincial, las acato y me alegro por ellos.

¿Le resultó difícil encajar la lista municipal?

Es muy difícil y no es nada agradable retrasar en puestos a gente que ha trabajado a tu lado con eficiencia. He intentado incluir una renovación para transmitir una imagen de que los que nos dedicamos a la política estamos de forma temporal. Hay que intentar recoger lo mejor de la sociedad y creo que es la mejor lista que podía configurar. Estoy muy satisfecho porque recojo muchas sensibilidades de la ciudad: del sector universitario, cultural, de los distritos, de la discapacidad...

Le reprochan el excesivo número de independientes y que algunos de los perfiles los tenía dentro del partido...

Sí, eso me lo han dicho y asumo esa crítica. En cualquier caso, le pudo decir que esas primeras reacciones han pasado a ser ahora de apoyo.

A los jóvenes los tiene enfadados por quedar relegados...

Ocupan el mismo lugar que hace cuatro años. Es muy respetable que quieran lanzarse a la vida política, pero yo creo que lo mejor de cada uno de nosotros se obtiene con la experiencia. Ser joven es un valor pero la experiencia es muy importante.

Los miembros de Nuevas Generaciones le hicieron el vacío y no pudo celebrar un acto con ellos...

No estoy encargado de los actos y no sé realmente cómo fue ese tema. Ahora están totalmente volcados. Ellos saben lo que yo pienso y es que primero hay que desarrollarse profesionalmente y luego dedicarse a la política. No soy partidario de tener políticos profesionales.

¿Qué escenario electoral vislumbra? Una encuesta sitúa al PP a un edil de la mayoría absoluta...

Sólo contemplo revalidar la confianza mayoritaria de la ciudadanía. Se barajó una encuesta hace seis meses en la que estábamos bordeando esa mayoría necesaria. En todo caso, me gustaría advertir de que hay algunas opciones que se presentan que aprovechan la desilusión generalizada. La desilusión no es ninguna opción de gobierno, sino que tiene que venir de alguien que tenga un proyecto y un bagaje. Hay partidos que vienen con el único aval de aprovechar la desilusión con la clase política por culpa de los casos de corrupción.

¿Se plantea un gobierno sin mayoría absoluta?

Esa circunstancia no me la planteo en absoluto. Yo trabajo para que esa necesidad de un concejal deje de serlo. En todo caso, yo no tengo ningún problema en pactar. La pena es no haber podido pactar mucho más en algunos temas trascendentales de la ciudad. El PSOE debería haber sido más responsable y sentarse conmigo para abordar, por ejemplo, las resoluciones judiciales del urbanismo en vez de aprovecharse para hacer política. Aquí sufrimos un revés muy fuerte cuando el Tribunal Supremo anuló el Plan General, aunque luego eso me ha permitido diseñar un modelo de ciudad con la colaboración de los ciudadanos.

¿Qué le parece Ciudadanos, pactaría si fuera necesario?

Es una opción más y me parece muy bien, pero tiene que venir con un programa y con una idea de Castelló en positivo. Después de las elecciones veremos quiénes están dispuestos a hacer un mejor Castelló y quiénes no. Con el resultado que haya, nos sentaremos a hablar.

¿Qué les diría a los que sostienen que después de 24 años de gobierno monocolor sería saludable un cambio político?

Les diría que igual de saludable sería un cambio en Andalucía, donde el PSOE lleva 30 años gobernando. También que estos 24 años han servido para cambiar la fisonomía de la ciudad y la calidad de vida de los vecinos. Hemos pasado de un Castelló del ayer a un Castelló del siglo XXI y se han realizado grandes infraestructuras. Somos los artífices de un cambio muy importante en la ciudad.

Con Rato, Rus o Francisco Martínez en las portadas, ¿resulta complicado articular un mensaje ilusionante?

No sé si será fácil o no. En cualquier caso, nosotros estamos abstraídos de lo que ocurre fuera de Castelló. Hay mucha gente que se dedica a la política que es honorable y lo hace muy bien. Es de elogiar que la Justicia, las administraciones y la Agencia Tributaria trabajen para descubrir a los que están corrompidos con su actividad política. Es de una sociedad avanzada y nos da tranquilidad a los que trabajamos con honestidad y total dedicación. Los ciudadanos saben diferenciar muy bien los casos y siempre hay que respetar la presunción de inocencia. En todo caso, es cierto que hay casos en los que no se da una buena imagen de lo que debe ser un representante político y eso ha provocado que emerjan partidos políticos con propuestas incongruentes. He oído a algunos plantear que el Tram sea gratis, lo que denota que no tienen ni idea de lo que cuesta el Tram y lo que supondría para este ayuntamiento mantener esa infraestructuras.

La secretaria local del PP, Begoña Carrasco, subrayó en una entrevista a este diario que su perfil poco político es una ventaja...

Recuerdo que cuando vine aquí, en el primer debate el señor Nomdedéu me dijo que si era un médico residente de la política, un principiante. Le contesté que podía ser un principiante pero que llevo muchos años gestionando cuando ninguno de los que están en la oposición ha gestionado nada. El aval con el que se representan es de mucha ilusión y muchas ganas pero no han gestionado nada. Y alguno de ellos ha gestionado tan mal su casa que ha conseguido el apoyo justito para pasar unas primarias.

¿Qué ve más factible gobernar en Castelló o la Generalitat?

Bueno... Yo veo muy factible gobernar en Castelló y lo veo un poco más complicado en la Generalitat por la atomización. Pero confío plenamente en que la Generalitat haga valer las dificultades que ha tenido para gestionar estos cuatro años. Yo no lo tuve fácil, per lo tuvo mucho menos fácil Alberto Fabra cuando llegó allí.

¿Quién será su vicealcalde si gobierna?

No hemos pensado aún la estructura de competencias, pero desde luego será una persona que ejerza conmigo el liderazgo y sepa sustituirme cuando no esté.

Si no gobierna, ¿dejará el ayuntamiento?

Si no gobierno no dejaré el ayuntamiento. Seguiré trabajando por mi ciudad desde la oposición.

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