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La costa de Castelló registra desde 1950 un retroceso de hasta 40 metros por la erosión

Científicos y grupos ecologistas alertan de que las principales causas son el cambio climático y las urbanizaciones e infraestructuras en el litoral - Torreblanca es uno de los puntos más afectados y la vieja Casa de Carabineros sumergida es el ejemplo paradigmático

La costa de Castelló registra desde 1950 un retroceso de hasta 40 metros por la erosión

La línea de costa de Castelló ha experimentado un retroceso de hasta 40 metros desde el año 1950 debido a la confluencia del cambio climático (subida del nivel de los mares) y la transformación ejecutada por el ser humano a través de urbanizaciones, espigones y puertos.

Así lo indican las estimaciones del Grupo para el Estudio y la Conservación de los Espacios Naturales (Gecen), Greenpeace y de expertos de la propia Unión Europea.

No en vano, un informe elaborado por la Comisión Europea desvela que España y la franja costera Mediterránea (incluido el litoral de Castelló) es el punto geográfico de la Unión Europea donde más se incrementó la erosión de suelo motivada por un urbanismo poco sostenible entre los años 2000 y 2006.

Las cifras reflejadas en el informe indican que, en dicho periodo, la pérdida o la degradación de suelo debido a la acción urbanística en el conjunto de la Unión Europea se incrementó en un 3 %. Este porcentaje se dispara en Chipre e Irlanda hasta el 14 %; y llega hasta el 15 % en España.

Estos son los datos que difundió la Comisión de Medio Ambiente de la Unión Europea como resultado del informe «The implementation of the Soil Thematic Strategy and ongoing activities» al Parlamento Europeo, el Comité Económico y Social Europeo y el Comité de las Regiones.

El Grupo para el Estudio y la Conservación de los Espacios Naturales (Gecen) alerta de que la provincia de Castelló «es uno de los ejemplos de desarrollo urbanístico insostenible que arrasa los ecosistemas que actúan de barrera natural frente a la erosión costera».

La opinión de Gecen es compartida por Greenpeace, que ha advertido en varios informes que que, según datos del propio Ministerio de Medio Ambiente, determinados puntos de la costa castellonense están experimentando una regresión acelerada a razón de hasta un metro de arena por año.

La playa de Carabineros

Greenpeace localiza los casos más graves en playas como Almenara, Alcalà de Xivert, Benicarló o Peñíscola. Pero sin duda, uno de los casos más paradigmáticos es el Prat de Cabanes-Torreblanca, que en ciertos puntos como la playa de Carabineros ha perdido hasta 40 metros desde 1950.

En este punto las fotografías evidencian que el antiguo acuartelamiento (la casa de los carabineros) se encuentra ya prácticamente sumergido bajo el mar y ya sólo una pequeña parte de la planta del edificio resulta visible, cuando 50 años atrás se encontraba a más de 40 metros de la orilla. Los arquitectos que diseñaron el cuartel nunca previeron que tal avance del mar podría comprometer la ubicación y engullirla bajo el agua.

En opinión de los colectivos ecologistas y de los propios científicos de la Unión Europea, la principal causa es la acción del ser humano y no el calentamiento global o el aumento de nivel de los mares.

El problema no sólo es la pérdida de superficie de costa, sino también la expansión de terrenos estériles que, a juicio del informe de la Comisión, acelerarán el proceso de desertificación si no se adoptan medidas para recuperar los ecosistemas y no dejar la tierra yerma a merced de las lluvias torrenciales que arrastran y desertizan a su paso lo que antes eran espacios con poblada vegetación.

Con todo, en el caso concreto de la Playa de Carabineros, Gecen considera que (al margen del cambio climático) el elemento que más ha acelerado el retroceso ha sido la construcción de los espigones de Torrenostra a mediados de los años 50-60.

Desde su punto de vista, los estudios científicos avalan que este tipo de escolleras alteran el régimen de las corrientes marinas y de la sedimentación que deposita arena y configura las playas.

Los espigones persiguen generar una alteración para retener arena en cierta playa o protegerla de las corrientes. No obstante, en la costa castellonense generan un retroceso que perjudica a las playas situadas al sur (un ejemplo que también puede palparse en las playas de Almassora debido al efecto del puerto de Castelló).

Con todo, ante un escenario de cambio climático y subida del nivel de los mares, tanto ecologistas como autoridades están siguiendo con atenta mirada la evolución de la regresión costera, aunque todavía sin consenso en cuanto a las principales causas y las soluciones para afrontar uno de los retos ambientales y sociales del siglo XXI.

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