Un calefactor esférico hecho de cerámica o un imposible receptáculo para mascotas. Piezas inconcebibles como estas se podrán ver mañana en la sede del Colegio Territorial de Arquitectos Valencianos (CTAV). Sí, de arquitectos, porque esta muestra plantea romper la barrera, otrora inexistente, entre la arquitectura y el diseño. «Queremos ayudar a los arquitectos que se adentran en campos colaterales, como ya hicimos el pasado octubre con la muestra de escenografía para teatro», señala el comisario de la exposición, Pablo Peñín.

El órgano colegial planteó retomar esa simbiosis entre ambos terrenos en un momento en el que «los arquitectos ya no pueden dedicarse exclusivamente a idear edificios desde su despacho», como apunta Peñín. Por eso empapelaron la ciudad entera, convocando a todo aquel que se atreviera a mostrar su talento a través de una pieza que no superara los 40 centímetros. Sin límites de edad ni de profesión. «No es una cuestión gremial», remarca el comisario.

De las treinta obras recibidas un jurado formado entre otros por Daniel Nebot —Premio Nacional de Diseño en 1995—, seleccionó ocho piezas que se podrán ver mañana mismo. Pero la voluntad del CTAV es ir más allá y por eso prepara una exposición itinerante con los trabajos elegidos, los cuales se acompañarán de algunas obras reconocidas. Como complemento, el colegio inicia este mes un ciclo de conferencias sobre diseño expositivo.