La nueva sede provincial de Cruz Roja, convertida en arma arrojadiza durante los últimos meses entre los trabajadores y la dirección de la entidad por su elevado coste y excesiva duración, cerrará a partir de junio ocho años una carrera de obstáculos que ha supuesto un constante dolor de cabeza para los sucesivos responsables de la organización.

El secretario de la institución, Manuel García, ha confirmado que durante el mes de junio está previsto que se comience a llevar a la nueva sede del camino San José todo el material, por lo que la idea es que en julio el personal abandone la sede provisional de la avenida Valencia y trabaje ya en el remozado edificio.

La reforma de la sede provincial empezó en 2007 y durante todos estos años ha acumulado un sinfín de problemas estructurales añadidos que han supuesto, según señaló en su momento la presidenta de la organización, Flores Higueras, unos cinco millones de euros. El proyecto de reforma se justificó en su día por la necesidad de rehabilitar un inmueble de más de 40 años de antigüedad, pero el paso del tiempo supuso descubrir más defectos que los inicialmente previstos, que encarecieron más si cabe la obra.

Desde el comité de empresa de la entidad, sumido desde el pasado mes de noviembre en un duro conflicto con la dirección por las negociaciones del convenio colectivo que ya quedó zanjado la semana pasada, se denunció de forma continua una «mala gestión económica» y un «excesivo coste» de las obras, que supusieron a su juicio un lastre para el presupuesto anual de Cruz Roja en Castelló.

Manuel García, frente a estas críticas, insistió hace unos meses en la «ingeniería financiera» que tuvo que realizar la ONG para rebajar al mínimo una obra «que era necesaria». La propia Flores Higueras recordaba, en pleno conflicto laboral, que cuando llegó a la dirección de la institución en 2011, con las obras ya en marcha, se encontraron con serios problemas en la fachada y con peligro de desprendimientos, lo que obligó a modificar el proyecto. «Todo ello lo hicimos dentro del principio de responsabilidad e incluso negociando a la baja la intervención», explicó Higueras. Además, se tuvo que recurrir a una ayuda de Cruz Roja a nivel estatal -en una cantidad que ronda los 550.000 euros- y echar mano de las reservas de la entidad provincial. La próxima inauguración de la nueva sede, además de dejar atrás el tortuoso devenir de las obras, supondrá asimismo un ahorro en alquileres en el edificio provisional de la avenida Valencia.