Vila-real vivió ayer su jornada grande con la celebración del día de Sant Pasqual, que puso el punto y final a las fiestas patronales del mes de mayo. Los actos arrancaron a las once de la mañana con la santa misa pontifical oficiada en la basílica de Sant Pasqual y presidida por el obispo de la diócesis de Segorbe-Castellón, Casimiro López. Además, en la eucaristía participaron también la Coral Sant Jaume, Veus de Cambra, la Orquestra Supramúsica y la Unió Musical La Lira, que interpretaron la solemne misa dedicada a la ciudad, obra del maestro local Rafael Beltrán. A la celebración también asistió la reina de las fiestas, Laura Bovaira, acompañada por las damas de su corte de honor y miembros de la corporación municipal.
Devoción
A las cinco de la tarde, y después de los vaivenes horarios marcados por el último partido de liga en casa que enfrentó al Villarreal ante el Málaga, comenzaba puntual la esperada procesión en honor al santo que se prolongó durante, aproximadamente, una hora y media. La comitiva partió desde la plaza de Sant Pasqual y recorrió las calles Mare de Déu de Gràcia, Bayarri, Sant Roc, Sant Antoni, Cervantes, la plaza Mayor, plaza de la vila, calle Mayor San Jaime y Raval de Sant Pasqual hasta regresar, de nuevo, a la plaza de Sant Pasqual. Cientos de vila-realenses, como marca la tradición, reservaron su espacio en la calle para contemplar con devoción la imagen del patrón.
En el desfile, presidido por los gigantes de la ciudad, Pasqualet y Maria Gracieta, participaron diferentes asociaciones locales como la Asociación de Hijas de María del Rosario, la Congregación de Hijas de María Inmaculada o la asociación de pastorets i pastoretes de la Basílica de Sant Pasqual. También como es tradición, salieron los niños y niñas que recientemente han tomado su Primera Comunión. Los pequeños lucieron sus trajes y repartieron pétalos de flores a sus familiares y conocidos. Las autoridades, la reina y su corte de honor y la banda de música cerraron la comitiva.
Heridos en el «bou embolat»
Ayer también se desmontaron los cadafales. En cuanto a los festejos taurinos y, rompiendo las estadísticas, la última jornada del bou embolat del sábado se saldó con cuatro heridos. Uno de ellos, M. M. S., de 31 años y vecino de Onda, sufrió quemaduras en el brazo derecho y una cornada en la axila de la que fue atendido en la enfermería del corro, aunque posteriormente fue trasladado al Hospital de la Plana, tal y como informaron fuentes municipales. M. G. P, de 18 años y de Nules, sufrió quemaduras leves que le atendieron en la enfermería del corro, donde le dieron el alta.
Por su parte M. A. M. R, vecino de la localidad, padeció erosiones y quemaduras leves de las que tuvo que ser atendido en la enfermería. Por último, J. E. A, de 30 años y vecino de Nules, sufrió una leve herida en su mano derecha, por lo que también tuvo que ser atendido en el consultorio.
