Tal y como estaba previsto, ayer arrancaron los trabajos de demolición de las antiguas dependencias judiciales de Vila-real. Debido al inicio de las obras, la jornada, además de generar expectación y curiosidad entre los viandantes también cambió el aspecto del entorno. Por motivos de seguridad, el Mercado Central permaneció cerrado y la Plaza Colón no albergó las habituales terrazas de los bares y cafeterías. Tampoco lo harán el próximo jueves.

Además, y hasta el 10 de julio, ayer se prohíbe aparcar en la calle Juan Pablo II, en la plaza Colón y en el último tramo de la calle Ermita, desde la calle Aviador Franco hasta la plaza Colón, donde se cortó la circulación desde primera hora de la mañana.

Según explicó el edil Emilio Obiol, esta primera semana de obras consistirá en eliminar el techo y las vigas de la estructura para, posteriormente, deshacerlas y desescombrar. Es por eso que la generación de la mayor parte del polvo de las obras se prevé para la próxima semana. De momento, el ruido es el factor que más está afectando a la zona, aunque los vecinos y comerciantes asumen con paciencia las molestias que les pueda ocasionar.

Por el momento, según indicó ayer Obiol, quedan en un plano «muy secundario», las catas arqueológicas que la Generalitat exige al consistorio para dar continuidad al Plan de Reforma Interior que se está elaborando y que, en un futuro, permitirá actuar en el edificio del mercado y en la plaza Colón. «De momento el trabajo que se está realizando es muy delicado, para las catas queda bastante, incluso, semanas», puntualizó el edil. Para estas tareas, el ayuntamiento tendrá que contratar a uno o varios arqueólogos.

Las obras, que prevén que concluyan a finales de agosto, también consistirán en adecuar el espacio que resulte del derribo de los viejos juzgados y convertirlo en una plaza provisional de doscientos metros cuadrados, en principio, pensada para realizar talleres o ferias comerciales. La inversión asciende a cerca de 300.000 euros. Con esta fase de demolición, el ayuntamiento quiere poner fin a los problemas de insalubridad e inseguridad que pueda generar el edificio abandonado y poner en valor y resaltar paisajísticamente la iglesia Arciprestal, declarada en 2005 Bien de Interés Cultural (BIC).

Más que en un segundo plano, queda la última fase del proyecto de remodelación del mercado y de la plaza Colón.