Quince años después de que las históricas Arantxa Sánchez-Vicario y Conchita Martínez llegaran por última vez a semifinales de un Grand Slam, la hispano-venezolana Garbiñe Muguruza, en su tercera participación en Wimbledon, se ha colado entre las cuatro mejores del «major» británico. Su nombre, difícil de pronunciar para los ingleses, ya es familiar para los asiduos al All England Tennis Club de Londres, el elitista y glamouroso recinto que acoge cada año el mejor tenis del mundo en el torneo y más acreditado y antiguo del circuito.

Sus notorios triunfos sobre dos «top-10», la danesa Caroline Wozniacki (6-4 y 6-4) y la alemana Angelique Kerber (7-6(12), 1-6 y 6-2), le han permitido llegar a las semifinales del Grand Slam británico sin hacer ruido, una ronda a la que no accedía una tenista española desde 1997. Ese año, Arantxa Sánchez-Vicario, que ya había sido finalista en 1995 y 1996, se coló entre las cuatro mejores, pero cayó ante la checa Jana Novotna por un claro 6-4 y 6-2.

«Estoy muy feliz de haber llegado a semifinales, pero el próximo partido es uno más. Haré lo mismo de siempre, no voy a cambiar nada porque sea el partido más importante de mi carrera», decía una radiante Garbiñe en la sala de prensa del All England Club tras derrotar a Bacsinszky.

Con apenas 21 años, la tenista nacida en Guatire (Venezuela) sigue el camino de las Lili Álvarez, Sánchez-Vicario y Conchita Martínez y se cuela en la historia del tenis femenino español.