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De los campos de naranjos y almendros a la trama urbana

Miguel Ángel Guillamón destaca como principal revulsivo la construcción de dotaciones públicas

El grupo de viviendas original del distrito sur se conserva en un buen estado tras ser reformadas. Son casas tradicionales, pintadas de diferentes colores. Mantienen una fisonomía de pueblo en medio de viviendas de reciente construcción.

Matilde Romeu Ramis custodia en su casa una talla de la Verge de Lledó, obra del Mestre Flors. La patrona de Castelló da nombre a un grupo de viviendas unifamiliares nacido en la década de los años 50 del siglo pasado en el distrito sur de la ciudad. Entonces se encontraba aislado y rodeado de naranjos y almendros. Sus residentes eran de la «terreta», de ahí que se bautizara el lugar con la denominación de Lledó. El arquitecto fue el padre del exalcalde, José Luis Gimeno. La expansión de Castelló en este medio siglo ha incorporado a las casas primigenias de la zona sur al casco urbano. Ahora, Verge de Lledó aguarda el desarrollo de un enclave verde en San José (parque de los Niños) para ver culminada su integración.

Miguel Ángel Guillamón ha sido testigo de la evolución del barrio. Preside desde hace 29 años la asociación de Verge de Lledó, que ha extendido su radio de acción al distrito sur, desde Sequiol a la avenida Valencia y avenida Almassora. «Iba al colegio en suelo de tierra», rememora Guillamón, que nació en una de las fincas de Lledó. En la actualidad observa con orgullo los cambios en el lugar. Acompañado de Manuel Cebrino, secretario del colectivo, muestra la plaza de Pelleter, un punto neurálgico del distrito sur, situada junto a Verge de Lledó y que acoge un centro de salud, la sede vecinal y diferentes comercios.

A raíz de este emplazamiento se constituyó la asociación a finales de los años 80, donde se produjo un punto de inflexión en el barrio con la polémica de las viviendas del Tronío. El exalcalde socialista, Daniel Gozalbo, trasladó a los habitantes de unas chabolas de Pelleter (el Tronío se llamaba en aquel momento) a otras partes de la ciudad y proyectó nuevas viviendas sociales. El vecindario de Verge de Lledó se opuso de forma encarnizada y reclamó nuevas dotaciones públicas. Fue tal su oposición que cerca de 80 personas se concentraban cada noche contra los planes del ayuntamiento e, incluso, llevaron su protesta ante el domicilio del propio Gozalbo.

Llegaron las elecciones de 1991 y José Luis Gimeno (PP) alcanzó la alcaldía. Su gobierno paralizó el proyecto residencial, promovió una plaza en Pelleter y llevó a cabo los citados centro de salud y sede vecinal. En los mentideros políticos se apunta al conflicto del Tronío como una de las causas de la derrota del PSOE en los comicios de 1991.

«Aquello fue un revulsivo para el barrio, que dejó de estar en la periferia a incorporarse a la ciudad», destaca Guillamón. En este más de medio siglo, el entorno de Verge de Lledó ha registrado una expansión vertiginosa. Cuando dio sus primeros pasos apenas contaba con un establecimiento de comestibles. Ahora forma parte de una trama urbana que dispone de un importante tejido comercial y dos de las arterias principales de Castelló como las avenidas Valencia y Almassora. El casco antiguo queda, además, a sólo 15 minutos caminando. «Somos menos reivindicativos que en los 80 al haber más dotaciones públicas, nos hemos transformado en una asociación cultural, organizamos 20 actividades diferentes y disponemos de una cafetería en la sede», resalta Guillamón.

Otra batalla que protagonizó el barrio tuvo que ver con el encauzamiento del barranco de Fraga, una obra que se puso en marcha hace apenas unos años tras demandarse durante dos décadas. Era esencial para poner coto a las inundaciones que se registraban en la zona en cada episodio de lluvias. Entre otras reivindicaciones actuales, confía en la ejecución de un parque en la zona de San José (Molino del Arroz), que reclama desde hace años junto a otras asociaciones vecinales como Peri 18.

Fiestas de barrio

El presidente vecinal destaca que Verge de Lledó es uno de los barrios promotores de las fiestas de calle. En los 60 la celebración se perdió y la asociación la recuperó en los 80. La talla de la Verge de Lledó, originaria de los 50, fue restaurada por la diputación. La peana, por su parte, fue costeada por el propietario del Mas la Cistella, que dio la casualidad que era un inmigrante alemán que había formado parte de la Legión Cóndor (aviación nazi que participó en la Guerra Civil). En la fachada de la casa que guarda la figura de la Verge hay colocado un azulejo con la imagen. Fue una donación de la cofradía de Lledó, que mantiene una estrecha colaboración con el barrio.

Las fiestas se celebran el último domingo de mayo. Organiza actividades lúdicas y una procesión.

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