Si algo se le había valorado especialmente al Villarreal en esta pretemporada era su solidez defensiva. El equipo se había mostrado rocoso y bien acoplado en la retaguardia, sin ceder errores que complicasen los partidos. Pero anoche el submarino tiró por los suelas esta virtud en apenas cinco minutos. Un fallo de compenetración permitió a Berardi escaparse de un Jaume Costa algo fallón en la primera mitad, y retrasar la pelota al área pequeña desde la línea de fondo. El ghanés Duncan tenía tiempo para rematar primero al poste antes de, con la oposición de Mario, volver a disparar a puerta y adelantar al Sassuolo.

Por otra parte, también había destacado la versión veraniega del Villarreal por su rentabilidad ofensiva. Con pocas ocasiones, lograba mucho beneficio. Pero ayer, una vez pasó la empanada de los primeros 10 minutos y los castellonenses se hicieron con el dominio, ni Gerard Moreno, ni Pereira estuvieron inspirados de cara a puerta. Se vio obligado a aparecer Nahuel una vez más, en esta ocasión jugando como titular, para igualar en el arranque de la segunda mitad.

Pero, a pesar de estos matices, de estos desajustes, los amarillos mantuvieron las constantes mostradas durante todo el verano. Con un once de gala, al menos con lo que tiene ahora mismo el Villarreal, los de Marcelino controlaron el ritmo del juego durante muchos tramos. Pero también es cierto que delante se encontró con el Sassuolo de Eusebio Di Francesco, un conjunto descarado que saltó al campo un 4-3-3 y que opuso mil veces más resistencia que el Levante el pasado jueves.

Entre los castellonenses, destacó el regreso de Bruno, tras descansar ante el Levante. Formó con Trigueros y dominaron la media, aunque hacia el final de la primera mitad se le escapó la manija. Aprovecharon los verdinegros para acercarse a la puerta de Areola a base de cambios de juego y contras muy bien trenzadas. La tuvo Berardi en el minuto 36 que perdonó un mano a mano y Floro Flores ensayó un buen disparo que se acercó bastante a la línea de gol.

En el Villarreal, en la zona ofensiva, se echó en falta a Leo Baptistao. Se ofreció Jonathan Pereira y no se puede negar la capacidad de pelea y de sufrimiento del gallego. Pero no empasta tan bien con Gerard Moreno y Samu Castillejo como el brasileño. Se notó porque apenas en algún momento de la segunda parte completaron una triangulación que permitió al delantero catalán acercarse al gol. La pierna de Acervi evitó su remate.

Lo cierto es que, tras las lagunas en el arranque del duelo y en las postrimerías del primera acto, el Villarreal fue el dominador del encuentro en la reanudación. El gol de Nahuel fue sólo la punta de lanza de unos 45 minutos en los que, a pesar de los cambios, los automatismos del equipo amarillo funcionaron tan bien como lo habían hecho en la gira inglesa y frente al Levante.

Pero aún dejó el tramo final la ocasión de ver en acción a Areola. El francés demostró su capacidad de reacción con una gran estirada para evitar que Marzola, a dos minutos de la conclusión, avanzara al Sassuola. Así se cerró un duelo que se convirtió en la tercera igualada del submarino que todavía no ha perdido este verano.