El vertedero incontrolado de Peñíscola, ubicado junto a la AP7 y vía del tren y que causó problemas durante los años 90 y posteriores por los incendios que sufría, la contaminación por la combustión y la penosa imagen de degradación que daba, toca a su fin.

Así se le confirmó al alcalde de Peñíscola, Andrés Martínez, durante su visita con el secretario autonómico de Medio Ambiente, Julià Álvaro. La Dirección General para el Cambio Climático de la Conselleria de Medio Ambiente encargó a través del ente público Vaersa a la empresa Inarmed Consultoría SL el proyecto técnico de sellado y restauración ambiental del vertedero de residuos urbanos (RSU) de Peñíscola. Los trabajos están valorados en 1,2 millones de euros + IVA y un plazo de ejecución de medio año.

El proceso de sellado y restauración ambiental del recinto propiedad del ayuntamiento peñiscolano, situado en la partida Poaig, «no solo pretende la cubrición y revegetación de la superficie, sino que busca la captación y paliación, en la medida de los posible, de todas las afecciones medioambientales negativas». Para el sellado de este vertedero incontrolado de 34.207,77 m2 será necesaria únicamente la cubrición e impermeabilización del vaso de vertido, sin tener que realizar grandes movimientos de tierras. En capas de 1,5 metros se han ido depositando acumulaciones de residuos de hasta 16 metros de profundidad, con un alta carga de residuos orgánicos y de lixiviados -en un espesor de hasta 6 metros- aunque no han contaminado las fincas colindantes. La rambla d'Alcalà, que desemboca en Benicarló es el principal punto de drenaje de la zona, según la memoria del proyecto.

En la actualidad el vertedero está siendo utilizado por el Ayuntamiento de Peñíscola para realizar la transferencia de los residuos procedentes de la recogida domiciliaria de residuos urbanos. Ahora el consistorio quiere cesar en esta actividad y proceder al sellado y clausura del vertedero. Para su sellado se procederá a un sellado superficial total con una lámina y arcillas compactadas para evitar la formación de nuevos lixiviados, que se mantendrán en el recipiente sin tratarlos externamente en una balsa por el elevado coste que supondría.

En cambio sí incorporarán un sistema para la captación y tratamiento de los gases producidos en el interior del vertedero a través de chimeneas, conducciones, estaciones y una antorcha para quemar el gas y evitar su emisión a la atmósfera.

Una vez sellado se incorporaría 0,60 metros de tierra vegetal y compost y proponen la revegetación a base de especies autóctonas o de algún cultivo como el almendro y arbustos, la retirada de los postes eléctricos aéreos y las vallas perimetrales para obtener una zona lo más natural posible.

A este respecto, Julià Álvaro señaló que tras la elaboración de los informes técnicos y económicos, se espera que la mesa de contratación haga la adjudicación en septiembre con la previsión de que las obras puedan comenzar durante el mes de octubre. El importe de la licitación para la ejecución de la obra es de 1.453.171,27 euros. En la reunión, también se hizo un repaso a la situación de los residuos en la zona de Castellón I.