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La búsqueda de la desaparecida se amplía a Càlig y reúne a 90 voluntarios

Siguiendo el protocolo establecido, la Policía registra su casa y su coche e intenta geolocalizar el móvil

La búsqueda de la desaparecida se amplía a Càlig y reúne a 90 voluntarios

La Policía Judicial inspeccionó a mediodía de ayer la vivienda familiar de Heidi S, desaparecida desde el pasado domingo después de salir con el perro a dar una vuelta. Su marido fue quien dio la alerta al ver que no volvía a casa y tras mantener una conversación telefónica en la que su mujer le informaba que su perro se había perdido, que ella había caído y estaba desorientada y se encontraba entre hierbas y zarzas.

Desde esa conversación, sobre las 22 horas del domingo, las comunicaciones telefónicas han sido ya infructuosas. Los agentes y autoridades judiciales no descartan ninguna hipótesis y fruto de las investigaciones (y, siguiendo el protocolo habitual, según comentaron fuentes cercanas al caso) visitaron ayer la vivienda del matrimonio, interrogaron al marido y realizaron inspecciones en el vehículo plateado familiar acompañados del marido de la desaparecida, según ha podido saber Levante de Castelló.

El lunes por la tarde, el dispositivo de búsqueda por tierra y aire se desplazó hacia la zona de Peñíscola, en concreto hacia una zona rural denominada Mas de Conill, a casi 4 kilómetros de su vivienda y donde pudo ser vista por una testigo la tarde-noche de su desaparición mientras andaba entre campos agrícolas. Ayer se incorporaron a la búsqueda unas noventa personas, voluntarios de Benicarló principalmente y comarca que aportan su grano de arena en la búsqueda.

El reclutamiento se hizo la tarde-noche del lunes mediante redes sociales y grupos de whatsapp y otros sistemas. A primera hora de la mañana, en coordinación con los cuerpos de emergencia, salieron en grupos de diez para tratar de encontrar a la desaparecida. Un portavoz del cuerpo de bomberos agradeció la colaboración recibida que les permitió repasar algunas zonas ya peinadas y rastrear otras. Ayer la búsqueda se desplazó hacia el entorno de la ermita del Rocío, la Tossa y Càlig ya que en una de las conversaciones mantenidas la mujer le habría relatado que «veía unas columnas». Una granja abandonada podría corresponderse con la descripción, por lo que Protección Civil de Benicarló, Guardia Civil y unos 30 voluntarios rastrearon la zona.

El helicóptero de la Guardia Civil -equipado con detectores de calor- sobrevoló de nuevo la urbanización del Corral del Petiquillo y las inmediaciones para apoyar desde el aire la búsqueda, que resultó infructuosa por segundo día consecutivo.

Las horas pasadas desde el domingo y no tener noticias de la desaparecida ni de su mascota hacen temer lo peor, aunque quienes buscan, mantienen la esperanza. La lluvia hizo ayer acto de presencia de una forma muy tímida. Un amigo del marido acudió ayer desde Alemania para prestarle apoyo en estos difíciles momentos que ha pasado acompañado del calor de sus vecinos que desean una pronta resolución de este caso. Un agente de la Gendarmería, que auxilia a ciudadanos franceses víctimas del delito en un programa de colaboración militar con la Guardia Civil participó en el operativo. El análisis de las llamadas confirmó su conexión con una antena de telefonía cercana a la urbanización ubicada en el término de Peñíscola. Ni rastro de la mujer ni su perro.

La desesperación y desconcierto era notable entre los voluntarios. «¡Qué frustración irte a casa pensando que alguien aquí muy cerca puede estar pasándolo mal!», lamentaron ayer un grupo de mujeres de Benicarló y Vinaròs entre las que se hallaba una enfermera y que rastrearon las inmediaciones de la Tossa.

«Se querían con locura»

El matrimonio formado por Heidi y Manfred era, aparentemente, un matrimonio sin fisuras y modélico. Recientemente celebraron con un grupo de amigos medio siglo de matrimonio, de los cuales casi la mitad la han pasado en la urbanización del Corral del Petiquillo entre Benicarló y Peñíscola. «Estaban muy pendientes uno del otro y se querían con locura, por lo que no vemos nada raro más allá que su desaparición por accidente», explica una amiga de los alemanes.

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