Los antiguos munícipes populares de Castelló dejaron sin solventar la urbanización del entorno de la avenida de Vila-real. Villas históricas de principios del siglo XX permanecen rodeadas de solares abandonados llenos de escombros. La agrupación de interés urbanístico de esta zona ha solicitado al nuevo gobierno progresista un aumento de la limpieza y de la seguridad.
Así se lo trasladó una delegación de la misma esta semana en una reunión a la que asistieron el vicealcalde, Enric Nomdedéu, y el concejal de Urbanismo, Rafael Simó. Este emplazamiento se encuentra a pocos metros del parque Ribalta y el casco urbano. La avenida Vila-real es una de las arterias de la ciudad y los residentes que acceden al centro desde el sur se encuentra con una zona de contrastes; por un lado, testigos arquitectónicos de la burguesía castellonense del siglo XX; y por otro, parcelas sin construir y descuidadas.
Los vecinos denuncian que este barrio ha registrado un proceso de degradación en las últimas dos décadas. Ahora reclaman más seguridad y limpieza, dos medidas que, según indicaron, el ejecutivo local se avino a solucionar en el encuentro.
El exalcalde del PP, José Luis Gimeno, planteó en los años 90 un plan urbanístico siguiendo los cánones del modelo California-amplias avenidas con casas unifamiliares-. Este proyecto contó con la oposición de los propietarios, que consiguieron paralizar el PAI a través de un recurso judicial. Con su causa, además, anularon el Plan General de Ordenación Urbano del año 2000.
Los propietarios apuestan por impulsar una «ciudad jardín», que consiste en calles estrechas con escaso tráfico rodado. Sería un modelo que respetaría las actuales construcciones, que pese a su importancia patrimonial, Gimeno quería derribar.
Según fuentes de la agrupación de electores, el gobierno municipal mostró buena predisposición con «la ciudad jardín». En los años de oposición, tanto PSPV como Compromís rechazaron la política de grandes PAIs promovida por el Partido Popular.
