Más que amortizada la entrada de los aficionados de El Madrigal. No se puede pedir más en un estreno liguero que una victoria sufrida, con remontada y protagonizada por los dos grandes fichajes de la temporada. Roberto Soldado y Cedric Bakambu. La afición amarilla no tuvo más remedio que rendirse a los pies del delantero valenciano. Cuando peor estaba el encuentro, el «7» amarillo logró el gol del empate en la primera bola que le llegaba dentro del área, y dio en bandeja los otros dos goles a Bakambu. Un 1-3, que maquilla una primera parte con muchas sombras pero que invita a soñar con un equipo muy potente cuando todas las piezas hayan tenido el rodaje que les faltó en pretemporada.

Marcelino no arriesgó y puso en juego el mismo once que ene l Benito Villamarín salvo el cambio obligado de Bruno por Trigueros. El partido no pudo empezar peor. Un golpe de Víctor Álvarez sobre Víctor Ruiz le producía un corte en la ceja y el árbitro obligó al central amarillo a salir del campo para parar la hemorragia. Era el minuto 5 y Gerard Moreno, muy listo, aprovechaba el desajuste defensivo para meter un increíble pase a Caicedo que pilló a contra pie a Pina, quien retrasó su posición para cubrir a Víctor, y el perico batía sin problemas a Areola.

Un único fallo desafortunado que ponía el partido perfecto para el Espanyol, ni en el mejor de sus guiones. Como ya avisó el técnico Sergio González, el equipo catalán apretó sus líneas ejerciendo una presión asfixiante sobre un Villarreal que aún estaba aceptando el palo recibido.

Con once ya en el campo los amarillos eran incapaces de encontrar la fórmula para penetrar en las líneas de presión. Solo lo conseguía en acciones aisladas de Nahuel y Castillejo por banda, ya que el Espanyol no dejaba ni un respirar a Soldado y Baptistao en el centro.

Una intensidad en la presión que bajó conforme avanzaban los minutos. El Espanyol empezaba a cargarse de tarjetas y los amarillos dominaban el juego, pero sin encontrar espacios. La primera parte acabó con solo un disparo entre los tres palos de Castillejo, atrapada sin problemas.

La afición esperaba ansiosa la segunda parte imaginando el rapapolvo de Marcelino en el vestuario que hiciera reaccionar a los amarillos.

El disparo de Trigueros desde fuera del área a los pocos segundos de salir al campo levantaban los ánimos.

Sin embargo, el campo se silenció minutos después cuando Areola atajó un disparo a bocajarro de Gerard Moreno, salvando el 0-2.

Era momento de que entrase aire nuevo. Samu García y Bakambu sustituían a Castillejo, luchador, y a Leo Baptistao, que apenas tocó bola.La entrada del franco-congoleño sería clave.

Y cuando peor parecía ponerse el partido, llegó el salvador. Roberto Soldado metía entre los tres palos la primera pelota que tocaba dentro del área. Sin artificios. Dos partidos, dos goles. Y aún no está al cien por cien.

Con el empate el Villarreal se vino arriba, y fue entonces cuando se vio el verdadero submarino, buscando constantemente la línea ofensiva. Una línea que tiene nuevo líder y que ayer encontró a su pareja ideal. A falta de tres minutos, Soldado habilita un pase a Bakambu, quien corre hacia el balón dribla al portero, pisa el balón y con un disparo dirigido lograba su primer gol de amarillo que daban los tres puntos al Villarreal.

Con un Espanyol ya abatido y encerrado en su área, en el último minuto la fiesta se alargó con un centro de Trigueros, que cae en Soldado quien da el pase de la muerte al congoleño que no perdona y consigue su doblete.

Dos partidos, dos goles de Soldado y otros dos de Bakambu. Gerard Moreno enfrente sin estrenarse. Ya se sabe, a Rey muerto Rey puesto. El Madrigal tiene nuevos héroes, aunque el juego colectivo aún tiene mucho por mejorar.