El primer tiempo del duelo fue una locura, y dentro de esa locura se vieron seis goles muy bien repartidos. El segundo tiempo fue jugado de poder a poder, con los cinco sentidos. El que menos errores cometió fue el que se llevó el gato al agua. Fue el Villarreal C gracias a un lanzamiento cruzado del especialista goleador Mario González y eso que el filial se midió a un Crevillente que mostró empaque y dejó claro que cuenta con un gran bloque. Los tres puntos fueron para los muchachos de Carlos Pérez Salvachúa. Con desparpajo y descaro los chavales se lo curraron.

En un partido así obvia decir que hubo goles de todos los colores. A la salida de un córner (43 segundos de encuentro), obra de Antonio tras saque de esquina de Tonino; de penalti, los dos primeros del filial amarillo anotados muy bien por Javi García; de alta definición, como el de Chepe para poner el 3-1 en el marcador; de falta directa, como el golazo del gran futbolista que es Jaume Jornet (3-2 en el minuto 26) y otro desde los once metros al filo del descanso para que Lolo Ivars pusiera las cosas en su sitio: 3-3.

Vaya por delante que Carlos Pérez Salvachúa apostó por un once muy similar al que empató en la jornada inaugural en El Palmar. Las únicas novedades llegaron en defensa, con la entrada de Javi Jiménez y la salida de Javi Maldonado, y en ataque con la titularidad para Simón Moreno en detrimento de Mario González. El resto fueron los mismos, con el juvenil de primer año Manu Morlanes repartiendo juego en el centro del campo.

El partido fue un descontrol total. Al cuarto de hora ya se habían visto tres goles y antes de la media hora de juego, cuatro. Y hubo ocasiones y llegadas, acciones polémicas, protestas, enfrentamiento entre los banquillos? Como en botica, de todo. El Crevillente mostró una muy buena cara. Equipo equilibrado, serio, ordenado y que a buen seguro de dará mucho de qué hablar. El Villarreal B jugadores con mucha calidad. Toque, técnica, descaro y ambición.

El segundo tiempo tuvo más intensidad que otra cosa. No se concedieron tantos metros. Por momentos el Crevillente tiró de oficio. Apretó más. De vez en cuando el filial dejó claro que quería ganar. En el minuto 74 una pared entre Dani Raba y Simón Moreno acabó con un centro raso sin rematador. Ese poder rematador llegó gracias a una acción de dos jugadores que salieron de refresco. El gaditano Álvaro Belizón asistió para el burgalés Mario González que lo hizo todo bien. Fue el 4-3.