En el estreno liguero en Castalia, el Castellón goleó al Jove Español en un partido más complicado de lo que dice su marcador. Al descanso, con empate y pobres sensaciones, el vestuario albinegro vivió una de esas peligrosas encrucijadas que marcan temporadas. Castalia ha visto proyectos que se escurrían por la alcantarilla tras un tropiezo mayúsculo e inesperado, y no hace falta remontarse muy lejos en el tiempo en búsqueda de ejemplos. En ese germinar del miedo, entre el amago de bronca en la grada, la pastosa cadencia del juego y el nefasto estado del césped, se mide la capacidad de muchos para ser futbolistas albinegros. La buena noticia de anoche cae, tras el brillo de lo individual sobre lo colectivo, por inercia: el Castellón acumula jugadores capaces de convertir en cosmos el caos, de ganar con su talento partidos como este. Amenazaba tormenta la visita del Jove Español y acabó con fiesta y goleada. El resultado resume la contundencia orelluda: 5-1, con doblete de Fonte y goles de Guille, Escudero y Rubén Suárez, y pulso bravo con la Liga en el coliderato.

Eso sí, el primer tiempo fue malo. Y eso que al Castellón se le puso el partido a favor muy pronto, cuando Guille Vázquez cazó un balón suelto en área pequeña para remachar el rebote de un saque de esquina. Era el minuto 8 y Rubén Suárez, cada vez más limitada su aportación a las jugadas de estrategia, ya había avisado con una falta que escupió la madera. Pero contra pronóstico, en apenas cuatro minutos el partido mostró su verdadera cara, que no iba a ser bonita para el Castellón. El jolgorio final hubo que pelearlo porque el Jove Español empató con celeridad y decidió no conceder más facilidades. La igualada la firmó Manrique, con una volea rasa y dura que se clavó en la esquina del arco de Álvaro.

Cuesta arriba, al Castellón el desafío se le hizo inmenso. Sin ritmo, sin apoyos y sin precisión, el Jove pareció cómodo en su cueva. Nada ayudó a los albinegros en su tarea estéril de acelerar el duelo y agitar el bosque de piernas visitante. El lastimoso estado del césped dificultaba conducciones, pases y controles, dificultaba el anhelo de creación local, donde naufragaron Marenyà y Meseguer en ese tramo, con escasas líneas de pase, y dificultaba la vida en general del albinegro. Por si fuera poco y para subrayar el aire a amistoso de pretemporada, no había recogepelotas. Cada saque de banda era un minuto de oxígeno para el esmerado Jove Español, un minuto de pensar para el desquicio en el Club Deportivo Castellón.

Así las cosas, en el primer acto, las ocasiones fueron pocas y feas: un tiro lejano de Meseguer, un cabezazo inocuo de Clausí? Fonte buscó el remate en un capazo de centros sin premio. Dos penaltis reclamó el Castellón y un par de veces asomó el Jove en ataque. Un disparo de Iván tras maniobra de Miki, que puso en apuros a un inseguro Alberto Ramos, y otro tiro de Ibra que blocó Álvaro. Al descanso, el paisaje invitaba al cambio y el entrenador local, Calderé, es de los que no necesita rodeos. Viendo el panorama (césped, espesura, ambiente, rival), el objetivo principal de los tres puntos pasó a ser objetivo único a cualquier precio. Calderé movió el banquillo: quitó a un defensa y dejó toda la banda izquierda para Clausí. Entró Saizar y fue clave. Por lo que hizo y, sobre todo, por lo que permitió hacer a los demás.

Lluvia goleadora

Porque la movilidad de Saizar iluminó a los centrocampistas. Contra un Jove sin colmillo, la asimetría benefició al Castellón. Cinco minutos tardó en marcar el 2-1. Marenyà recogió un rechace en la frontal y Saizar rompió el desmarque al espacio. Marenyà, en su regreso a Castalia tras dos años de ausencia, frotó la lámpara y giró el partido. Picó el pase a la testa de Saizar, que dejó generoso para Fonte, que ajustició al meta de volea desde el punto de penalti.

El 2-1 fue el final del Jove Español, roto y perdedor en el duelo a campo abierto, y un premio merecido para Fonte, voluntarioso cuando el equipo no funcionaba, letal cuando mejoró. Fonte mostró repertorio de buen delantero: va al espacio y trabaja de espaldas, es el primero en la presión, define con las dos piernas y lo mueve una insaciable hambre goleadora. Marcó otro gol para abrochar su carta de presentación, el 5-1 que redondeó los notables minutos de refresco de Lolo y de Tornero. Antes, el central Escudero, tras otra falta rebotada de Suárez, había firmado el 3-1 y el propio Suárez, tras pase de Tornero, el 4-1. Entonces ya nadie recordaba los apuros previos, aunque bien haría el Castellón en ir tomando nota.