Miles de personas llenaron ayer las calles de Borriana para disfrutar de una segunda jornada de las fiestas de la Misericòrdia. En esta ocasión, las exhibiciones taurinas cobraron especial protagonismo, con sesiones tanto por la mañana como por la tarde. El primero en saltar a la arena del recinto fue un toro salvaje de la ganadería de Sergio Centelles, de nombre Clavelino. El astado, patrocinado por la peña Jóvens del Bou, efectuó su salida desde la plaza del Pla para recorrer el recinto. Ya por la tarde tomó el relevo un segundo toro, en esta ocasión de la ganadería El Torero, que corrió a cargo del propio ayuntamiento de la localidad. Precisamente durante la exhibición de este toro un hombre de 47 años resultó herido tras ser corneado en una rodilla, por lo que tuvo que ser trasladado al Hospital de la Plana.
A continuación le llegó el turno a un nuevo toro patrocinado por la peña Jóvens del Bou, en este caso de la ganadería Benjumea.
Las exhibiciones continuaron por la noche, con un toro embolado del hierro de Julio de la Puerta, cuyo patrocinio corrió a cargo del mismo consistorio. Pero, más allá de los actos taurinos, durante la jornada de ayer los vecinos y visitantes disfrutaron de un amplio programa de actividades, con propuestas para todos los gustos.
Campeonatos y gastronomía
Por un lado, grandes y pequeños disfrutaron de la IV edición del Campeonato de Ajedrez en la plaza de la Merced, que comenzó a las 10.00 horas en la plaza de a Mercé. A su vez, la plaza de les Monges acogió una nueva edición de la Fira del Cromo.
En lo gastronómico, los integrantes de la peña Ha Tuke Tinporta organizaron una nueva edición de la Volta als Bars de Borriana, un recorrido que estuvo amenizado por la música de la charanga. Ya por la tarde, las instalaciones de la Fira del Coent se convirtieron en un punto de parada obligatoria para las numerosas personas que optaron por hacer un pequeño alto en el camino para reponer fuerzas.
Por su parte, los más pequeños también disfrutaron de actividades especiales, como los juegos y talleres que llenaron tanto la plaza de la Mercé como el Casal del Vi. La música de las orquestas y discomóviles y las fiestas en los diferentes casales prolongaron hasta la madrugada las actividades.
