Dicho esto, y sobre la base que no resuena en su cabeza aquello de que «para hacer bien el amor hay que venir al sur», no tengo mayores argumentos para explicar lo que le ocurre a este equipo cuando, históricamente, ha cruzado despeñaperros «para abajo». Que, la verdad sea dicha, lugar por el que nunca pasa el Villarreal. Al menos el de la nueva era. Pero sea por aire, tierra o mar, la estadística en terreno andalusí es como para bailar sevillanas

Como quien no quiere la cosa el Villarreal ha disputado 52 partidos de Primera División en Andalucía desde que en el año 98 a Alberto Saavedra, andaluz para más señas, le dio por inventarse el gol más importante de la historia del equipo. Y lo que un sureño le dio, los equipos de la zona se lo quitaron de forma repetida y casi que en cada una de las visitas. En cancha del Sevilla constantemente y sin vaselina. Frente al Betis, más veces de las deseadas y la última hace tan solo dos semanas. En Almería batacazo pese a ser siempre un equipo de la zona baja. Málaga, sinónimo de Costa del Sol y palmatoria ya desde la época de Dely Valdés y Darío Silva. Huelva, donde todavía recuerdo una manita al Villarreal de Floro, Ballesteros, Belletti y compañía. Granada, nazarí que te vi...porque de ganarle ni por asomo hasta la fecha. Tan solo les queda el consuelo del Córdoba, y quizás porque no le han dado tiempo para remontar la estadística.

No hace falta que echen mano de hemeroteca porque para eso está servidor: tan solo once victorias de los mentados 52 precedentes por 29 derrotas y tan solo doce empates. La más pobre estadística, porcentaje en mano, cosechada en cualquiera de las comunidades en las que el conjunto de La Plana Baixa ha jugado en Primera División. Que son todas con la única excepción de la Rioja, dicho de paso. Vaya usted a saber si los muchachos se me obnubilan con la supuesta gracia sureña (porque como en todas partes los habrá de graciosos y también de un buen capazo como para regalar), pero la verdad es que no hay manera.

Por si fuera poco allí se consumó un descenso a segunda y el mayor ridículo de la historia del club. Si alguien tiene memoria corta le puede preguntar al actual entrenador del Manchester City que sucedió hace una década en El Ejido, que eviternos aquí el sonrojo de rememorar aquella histórica bajada de pantalones

Al final, y después de darle tantas vueltas y descartar el primario impulso sexual al que se refería la buena de Rafaella, no queda otra que la perseverancia y la paciencia como la madre de esta ciencia que algunos dicen es el fútbol. Y que seguir yendo (¡que remedio!) hasta que, de vez en cuando, Bartolo toque la flauta. Y que al final pase como en aquella recomendable película italiana, «Benvenuti al sud». Porque al final, a todo te acabas acostumbrando.