El manso de la manada de los de Germán Vidal se convirtió ayer en el auténtico protagonista de la tercera de las Entradas de Toros y Caballos que Segorbe está disfrutando durante estos días y que contó con la visita de Ximo Puig, president de la Generalitat como invitado de honor al palco de autoridades.

En una Entrada con una mayor participación de público con respecto a los dos días anteriores, el manso de la comitiva animal tomó protagonismo a la altura del tramo de la Curva de la calle Colón con la avenida Valencia, cuando se salió de dentro de la conocida como forma de herradura y fue hacia los espectadores que estaban colocados en la misma curva. Siguiéndolo, un toro negro realizó el amago de salir, aunque fue reconducido rápidamente por los caballistas. No así el manso que tardó unos segundos más en volver al redil. Un par de segundos que para más de uno de los asistentes que estuvieron allí presentes «fueron de susto porque veíamos que se venía». En este sentido, la importancia del público que diariamente ejerce de barrera humana quedó ayer más patente que nunca cuando, segundos después, el propio cabestro, al no ver salida encauzó el tramo final de la carrera, volviendo al redil para encarrilar la zona del Estrecho hasta la llegada a la Cueva Santa.

Según comentaba ayer a Levante de Castelló uno de los jinetes participantes, Juan Antonio Calpe, «la de hoy —ayer para el lector— ha sido rápida. Ha salido un toro por delante que ha marcado el inicio de la carrera en todo momento, que ha sido controlado por la zona de delante». Sin embargo, «aunque no me he enterado mucho de lo que ha pasado al ir en el caballo, parece ser que el manso ha protagonizado algo a la altura de la Curva». Por lo demás, aseguró Calpe, «en el tramo final ha quedado un toro un poco rezagado pero entre Baldo y los que estábamos detrás lo hemos conducido bien hasta la plaza».

A las dos en punto de la tarde la calle Colón y adyacentes se convertían en un auténtico hervidero de gente que no quería faltar a la celebración más ancestral e identificativa de Segorbe. Frente a días anteriores, el calor hacía acto de presencia en la tercera de las entradas segorbinas y el ambiente a fiesta se respiraba como muestra de lo que estaba por llegar. Tras una recogida perfecta por parte de los caballistas, un toro negro encabezó junto al manso la manada.

El astado fue en todo momento controlado de forma magistral por Pedro Lliso y Julián Montero que encabezaron la punta de flecha para abrirse paso entre la marea humana que cubrió la calle Colón. El susto de la jornada lo protagonizó el manso a la altura de la Curva cuando se cruzó de lado y salió entre dos caballistas hacia la Curva acercándose a la gente para reconducirse por sí mismo otra vez a la manada. Ya en la zona del Estrecho uno de los astados más rezagado llegó hasta el final sin mayor percance.