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La conquista inacabada de las bicis en Castelló

El colectivo en defensa de una movilidad sostenible reclama mejores infraestructuras, pacificar el tráfico y promocionar el uso de este transporte

La conquista inacabada de las bicis en Castelló

En plena era del ecologismo parece evidente que el transporte sostenible es uno de los retos pendientes de cualquier ciudad. En Castelló se han peatonalizado calles y se ha instalado el Tram eléctrico, pero el futuro de la movilidad pasa por una ciudad en la que las bicicletas conquisten definitivamente la calzada. Así lo ven, al menos, desde la asociación Castelló en Bici, un colectivo nacido en 2008 al albur de un proyecto escolar sobre sostenibilidad.

Su presidente, Josep Lluís Ruiz, se enorgullece de los logros de la asociación para favorecer el uso de la bici como transporte urbano. «Gracias a nuestras propuestas, el Ayuntamiento de Castelló empezó a instalar aparcamientos para bicis, planteamos las ciclocalles y se puso en marcha una red pública de itinerarios, y también se implantaron más carriles específicos», recuerda Ruiz, quien señala que a pesar de los avances aún queda mucho camino por recorrer para conseguir una movilidad sostenible.

«Se ha experimentado un gran aumento del uso de la bicicleta en Castelló», pero para que se extienda «debe ser cómodo circular con ella», apunta el representante del colectivo. Por un lado, faltan «infraestructuras seguras». Hay zonas donde el carril bici discurre por las aceras, cuando «nuestro sitio es la calzada», señala Ruiz. Además, «no hay una red metropolitana que conecte la ciudad con los municipios vecinos», explica otro de los miembros del colectivo, Nuño Jiménez, quien lamenta la falta de intermodalidad en los autobuses y el Tram, «donde sería imposible transportar bicicletas si se generalizara su uso». Para una convivencia en harmonía entre los distintos tipos de vehículos, es necesario también pacificar el tráfico: «mucha gente no coge la bici por miedo, desde el ensanche de Castelló hacia el centro debería estar limitada la velocidad a 30 por hora, no sólo en el casco urbano», explica Ruiz.

No obstante, el camino hacia la movilidad sostenible no pasa sólo por ordenar el tráfico y dotar la ciudad de más y mejores infraestructuras. «Las empresas deben favorecer el uso de la bici como medio de transporte para desplazarse al trabajo», facilitando el aparcamiento e incluso que los empleados puedan cambiarse de ropa o asearse en vestuarios, como ya hacen muchas compañías en Londres, según apuntan. En definitiva, la asociación trata de que la bici conquiste espacios colectivos. Por ello, pide al consistorio que promocione su uso y valora gestos como el del alcalde de Valencia, Joan Ribó, quien opta por pedalear para ir a trabajar.

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