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Árboles clonados contra el cambio climático

A través de injertos, se clonan ejemplares de árboles resistentes a condiciones extremas

Amics de Palanques dispone en les Alqueries de un parque con cerca de 60 ejemplares de árboles clonados. Levante-EMV

La asociación conservacionista Amics de Palanques quiso adelantarse hace ya más de una década a los efectos del calentamiento global. En previsión de un incremento de los incendios forestales y una aceleración de la desertización, puso en marcha un proyecto de clonación de especies vegetales resistentes a condiciones extremas. En los últimos años, ha creado un parque clonal de «superárboles» para su futura introducción en zonas boscosas degradadas por el cambio climático.

El proyecto Fènix Verd arrancó en 2003 con la búsqueda de especies forestales adaptadas a ecosistemas severos. Las pesquisas determinaron como idóneos siete tipos de árboles, entre los que destacan el pino canario y el argán del norte de África. Una vez escogidas las especies, se procedió a la selección de ejemplares para su clonación, lo que supuso una ardua tarea de rastreo en bosques y plantaciones. Era condición indispensable que los árboles se encontraran fuera de su hábitat natural para garantizar su capacidad de adaptación.

El «casting» determinó 75 candidatos a ser clonados. El siguiente paso fue la recogida de muestras para injertarlas en pinos comunes y lograr así copias del original. No fue una labor fácil, ya que el porcentaje de éxito de los injertos fue muy bajo al principio, aunque paulatinamente se ha incrementado hasta alcanzar el 30 % actual. De los 75 árboles seleccionados, ya se ha conseguido copia de 35.

Amics de Palanques presume de haber creado en les Alqueries el primer parque clonal urbano del mundo, con cerca de 60 ejemplares. Previamente se creó otro en Ares del Maestre, aunque la asociación se queja de la tardanza del ayuntamiento en conceder los permisos.

La iniciativa no ha estado exenta de críticas, aunque Amics de Palanques defiende sus bondades y niega que ponga en riesgo el ecosistema. «Lo hemos estudiado muy a fondo y la introducción de esos árboles no supondría ninguna alteración. Se trata de especies que no compiten con la flora autóctona, sino que prosperan en zonas donde otras fracasarían», señala el coordinador del proyecto, David Molinos. La entidad trabaja en la creación de una reserva genética forestal por si algún día hay que recurrir a ella para repoblar zonas boscosas degradadas.

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