José María Sarasol, «Sarasol II» jugó una tarde cualquiera en Pelayo. Cogió su equipaje; pidió un refresco en la cafetería y confesó a un amigo que aquella era la última partida que jugaba en los trinquetes valencianos. Se fue en silencio, como si nada. Así quiso hacerlo, calladamente, ligero de equipaje en su actitud.

Después, se ha anunciado en partidas de competiciones de «galotxa», con un club como el de Alfarp, con el que jugó el añorado Obert de Galotxa en los años noventa; y en alguna que otra de exhibición en las calles de los pueblos que mantienen este deporte. Atrás quedaba la trayectoria más impresionante que se recuerda en la vida deportiva de un «mitger» valenciano. Dicen del Xato de Pedreguer, hace un siglo; se habla de jugadores como Mora de Moncada, en la posguerra, de Miguel Caña, de La Pobla, de Ruiz de Museros, del Gat de l' Eliana o del Xatet II de Carlet; todos ellos de unánime reconocimiento como los mejores en su puesto en sus respectivas épocas.

Sin embargo nadie cuestiona que el «mitger» con más recursos técnicos, el que se convertía en un valladar inexpugnable, imposible de superar en el tú a tú, gracias a su juego «per baix», que dominaba como nadie con ambas manos, y a su insuperable seguridad, pues podían pasar varias partidas seguidas sin verle «errar» una pilota, ese pelotari recibe el nombre de José Maria Sarasol, «Sarasol II», de Genovés. Ahí está su insuperable «récord» en los títulos de las principales competiciones oficiales, y sobre todo un reconocimiento a su impecable profesionalidad. Ninguna queja a su entrega, ningún incidente, al contrario, siempre «cavaller de la pilota». Coincidió su esplendor con los inicios del movimiento internacional de la pilota valenciana y Sarasol II era titular y líder de la selección, junto a otro «mitger» de leyenda como Grau. Tiempos en que a los valencianos nadie le tosía en Europa o América. Fue precisamente en el Mundial de Paraná (Argentina) de 2002 cuando fue reconocido como mejor pelotari del mundo.

A ese pelotari, grande entre los grandes de la historia, el Club de El Campello le ha preparado un homenaje como se merece. Y José María Sarasol no ha podido decir que no a su amigo y compañero de selección, Jose Martínez, actual presidente del club. Y allí estará mañana domingo para recibir el testimonio de agradecimiento por todo lo que ha dado a este deporte. Una comida de confraternidad y una partida a Llargues, en la calle de siempre con dos verdaderas selecciones: Alvaro de Tibi, Tato, Héctor de Benimagrell y Juan de Benimagrell contra Martínez, Mario, Verga, Satxa y el mismísimo Sarasol II.