El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, aseguró ayer que durante los cien primeros días de su gestión lo peor ha sido la «ansiedad» por no poder acelerar cuestiones como la eliminación del copago o la puesta en marcha de la nueva RTVV. Puig reconoce que han sido unos meses «trepidantes, de profundos cambios y de ambición por transformar lo más rápidamente posible las cosas» y acabar con dos «graves hipotecas, la reputacional y la financiera».

El presidente defiende que durante estos más de tres meses se han dedicado a «situar el nuevo imaginario valenciano» en los valores que siempre le han distinguido: «Esfuerzo, trabajo y honradez», y a «intentar alejar el mal sueño de la corrupción», para que la Comunitat «vuelva a la primera línea por temas importantes».

Así, recuerda que se ha decretado la sanidad universal, se han frenado los desahucios y se ha garantizado la educación universal con el plan de gratuidad de los libros de texto, unas medidas que, a su juicio, todavía «no dan un notable, pero sí un progresa adecuadamente» al Pacte del Botànic.

A nivel simbólico, considera que la acción más importante desde su investidura fue su primera llamada, la que hizo a la presidenta de la Asociación de Víctimas del Metro para «pedirle perdón por cómo les había fallado» la Generalitat, un acto que ha considerado «de justicia» y que «reivindica el nuevo tiempo y el nuevo gobierno».

En el lado contrario, precisa, lo mas difícil ha sido «la ansiedad de ver que todo tiene sus tiempos», y hay cosas como la eliminación del copago o la puesta en marcha de la nueva RTVV que le gustaría «que fueran mucho más deprisa».

También lamenta el «marasmo burocrático» de la Administración y aboga por «resetearla», porque «tiene que haber controles, pero no puede ser que al final todo sea un marasmo en el cual aún teniendo recursos no puedas ejecutar».

Puig recrimina al anterior Consell el «cóctel de mala gestión, no ubicación en la agenda de las prioridades, la corrupción y la mala financiación», que hacen «inviable» la Generalitat, y ha asegurado que sin un nuevo modelo de financiación y de gestión «no podemos continuar».