El sexto día de fiestas del Roser en Almassora dibujó un sinfín de sonrisas a los participantes de los diferentes actos programados durante la tarde. Los dos ejemplares exhibidos en la Vila hicieron que los taurinos más escépticos volvieran a esbozar caras de conformidad con lo que se pudo ver en el recinto.

La entrada de vaquillas que se repite durante varias jornadas en la matinal almassorina, suele ser uno de los momentos de mayor entretenimiento para las familias aficionadas a lo taurino. La de ayer no fue una excepción, y una vez más grandes y pequeños (siempre desde la barrera) disfrutaron con la fusión de música y toros. Pero en esta ocasión, lo más divertido e interesante estaba por llegar. Ya durante el pasacalles, las componentes de «Els Que Faltàvem» pusieron la alegría y las ganas de fiesta, mientras que los del Racó y el Trasto paseaban orgullosos de su «cantera».

Con la puntualidad habitual y ante una gran expectación salió a la plaza Major Aseñorado, y por lo visto en pocos segundos, no se hubiera podido elegir un mejor nombre. Con una presencia impotente, en el «cadafal» de alguna de las peñas se oyó cómo en voz baja alguien comentaba «lo del premio de la presencia parece que estará difícil este año». Al ejemplar patrocinado por La Tribu, El Roser, El Arte, El Racó y Els que faltàvem le faltó algo de fuerza en los posteriores lances, pero divirtió a unos y a otros en sus carreras hasta La Picaora.

A continuación, era el turno para la peña El Trasto y su toro Gavilán, que hizo lucirse a César Palacios en la salida, y que se mostró como uno de los más nobles vistos hasta hoy en estas fiestas. También pudo faltarle algo de fuerza en algunos momentos, pero sus idas y venidas por la Vila, de nuevo sirvieron para entretener a los aficionados que se dieron cita para una buena tarde de toros que se cerró con la suelta de vaquillas.

Un poco más allá del recinto taurino, pero a la misma hora, los niños y niñas pudieron disfrutar de uno de los grupos de música infantil más reconocidos del momento en la provincia. «Trobadorets» hizo las delicias de los más pequeños que durante una hora no pararon de bailar y acompañar los pegadizos estribillos del grupo. En esta ocasión, la tarde salió redonda para unos y otros, los de dentro y los de fuera de la barrera.