El Ayuntamiento de Vila-real iniciará en los próximos días los contactos con otros municipios de la comarca para la creación de una comisión de trabajo que coordine las actuaciones de todos los pueblos que se han mostrado dispuestos a acoger refugiados procedentes del conflicto en Siria.

Con esta iniciativa, el consistorio toma la iniciativa de una idea en la que insiste continuamente el alcalde, José Benlloch: la cooperación intermunicipal entre ayuntamientos. «No tiene sentido que apenas haya contacto entre municipios que no están más alejados entre sí que dos barrios de una misma gran ciudad», ha comentado el primer edil en más de una ocasión.

Ahora, ante el reto que supone la acogida de inmigrantes, el equipo de gobierno ve la ocasión de poner en común problemas e ideas con otras poblaciones que también recibirán refugiados como Almassora, Nules, Benicàssim, la Vall d'Uixó y Almenara. Por cercanía, estas son las poblaciones con las que será más fácil establecer contactos, aunque también Morella, Vilafranca y Vinarós acogerán ciudadanos sirios en sus localidades y podrían formar parte de las conversaciones.

La intención de dicha comisión es coordinar los recursos y los mecanismos de acogida a los refugiados de Siria que sean derivados a la provincia con el objetivo último de «dar una mejor respuesta a las personas que acudan a nuestros municipios en busca de un futuro que se les niega en su país».

Desde el equipo de gobierno apuntan que se trata de una idea que ha nacido en Vila-real y que ya tiene experiencia en la recepción de refugiados procedentes de los Balcanes en el año 1992. En este sentido, se trata también de compartir experiencias con otros municipios para los que todo es nuevo porque en aquella ocasión no recibieron refugiados.

Y es que hace apenas dos semanas una trabajadora social de Vila-real apuntaba, recordando la llegada de un grupo de familias bosnias en 1992, que en aquel entonces hubo cierta «improvisación» debido precisamente a la inexperiencia, y que un aspecto tan básico como la «ayuda psicológica» a los recién llegados «ni siquiera se planteó».