Por qué siguen vendiéndonos la burra de que somos todos iguales? Porque desde luego, primero ser del Castellón era diferencial. Significaba creer en tus raíces y no dejarte embobar por el brillo de lo artificial. Pero de un tiempo a esta parte, es un ejercicio que empieza a rayar el masoquismo más absoluto.

Es de locos. De un equipo campeón que la pifia en el momento clave a un equipo que camina sin rumbo por la cuarta categoría del fútbol.

Suena duro pero es así. Quizás va siendo hora de que nos dejemos de eufemismos y llamemos a las cosas por su nombre.

Tras el palo de ayer en el estadio, la única buena noticia es que estamos en octubre y la Liga concluye en mayo. Tiempo hay. Falta saber si hay dinero y argumentos futbolísticos para dar un giro a esta situación. No es momento de que cada cual busque salvar su pellejo sino de pensar en el club. Una vez destituido Calderé, hace más falta un mensaje claro y contundente sobre el plan a llevar a cabo que un vídeo sobre los árbitros.

Ayer no se puede decir que no hubiera actitud como el famoso día de Borriol. Pero con todos los respetos, no puede venir un Novelda y pintarle la cara en el verde Castalia a un Castellón que vale una fortuna para lo que es la actual Tercera División. O valía, porque hace unas semanas que los jugadores del amateur son mejores de lo que eran en verano. Porque ahora sí cuentan y sí juegan. Pero, ¿juegan por convencimiento o por necesidad?

¡Hablen claro!

Dígannos por qué, si Javi Selvas y Rubén Suárez han sido despachados por graves actos de indisciplina, ¿por qué han rescindido de manera tan satisfactoria para sus intereses?

¿Qué pasa con Tornero, Clausí y Escudero? ¿Hay nuevo caso coche de Valencia? ¿También han cometido alguna indisciplina? ¿Ya no cuentan? ¿O son simplemente cuestiones económicas? Todos sabemos que las obligaciones del club son inaplazables y garantes de la supervivencia de la entidad. Al final si todo es económico se puede entender. Díganlo. Creo, que al menos el socio y el accionista merecen esas respuestas. Aunque son los grandes olvidados y maltratados por la directiva esta temporada. Normal que cada vez haya menos. Muchos prefieren ahora ser simpatizantes antes que socios. Es la cruda realidad social del club.

Si es así, zanjen ya todas estas cuestiones. Con el entrenador que tome el relevo, hagan un equipo nuevo que busque primero la tranquilidad en la tabla y que a partir de ahí vaya creciendo. Un equipo post-Aerocas. Consciente de su nueva identidad, con más limitaciones pero capaz de ilusionar y que no quiera parecerse al de Aerocas, porque aquello es pasado. Los próximos resultados y movimientos decidirán el futuro de la temporada. La situación es complicada pero no irreversible. Hay que afrontarla y no perder el tiempo en buscar culpables exteriores, sino verdaderas soluciones.