El hechizo se ha acabado y el Villarreal se sume en la oscuridad. Nolito, en el minuto 90, castigaba a los amarillos con un gol mortal, una puñalada en el corazón tras igualar el submarino el duelo con diez hombres. Todo se le puso en contra a un Villarreal que, siendo mejor, se puso por detrás en el marcador con un tanto de Orellana y que se resintió de una tontería de Bailly que le envió al vestuario expulsado.

Segunda derrota consecutiva en un duelo extraño, en el que se mejoraron las sensaciones e incluso se pudo ganar. Pero lo que antes se conseguía con facilidad, ahora cuesta y cualquier error se paga muy caro como pasó ayer en los goles. Los amarillos se quedan cuartos a dos puntos de Celta, Real Madrid y Barcelona.

El partido se complicó de forma inesperada, y lo hizo demasiado sobre todo tras ver el primer tramo del encuentro. El Villarreal se reencontró con las buenas sensaciones del arranque liguero, olvidadas en la visita al Ciutat de València. Con un Soldado bregador, metido en el partido e imprimiendo su espíritu de lucha al resto del equipo, los amarillos se hicieron con el dominio en un encuentro atractivo.

Pina y Trigueros se hicieron fuertes ante Augusto Fernández y Wass y la dupla de Baptistao y Soldado exudaba peligro. Sorprendió Marcelino al introducir a Samu García en el extremo diestro, pero gracias a él y a Nahuel en la izquierda, el Villarreal comenzó a transitar con relativa facilidad por el área celeste.

Leo tuvo el primer tanto cuando el duelo se desperezaba. Un centro desde la derecha de Samu García le permitió ensayar un cabezazo que se marchó fuera por muy poco. También se quedó frustrado Soldado sobre el minuto 20 cuando Sergio Álvarez le impidió anotar. Gran jugada del ex del Tottenham Hotspurs, que cedió a Mario. El internacional le devolvió el balón con un pase que dejaba sólo ante el arquero, pero el delantero se estrelló con el guardameta. Si antes los tantos llegaban casi por inercia, ahora se resisten a pesar de los merecimientos y eso pasa factura.

Pero, con el paso de los minutos y mediante una cierta relajación amarilla, el Celta fue levantando la cabeza. Además, casi en su primer disparo a puerta, los de Berizzo se adelantaban. Orellana recibió el esférico en la frontal del área, la marca se desajustó ya que ni la defensa ni los mediocentros fueron a cubrir y el chileno se inventó un tremendo disparo que batió a Areola.

Se derrumbó el Villarreal con este tanto a cuatro minutos del final de la primera parte. Aún tuvieron suerte los de Marcelino García porque el Celta pudo sentenciar antes del descanso. Nolito la lió con dos penetraciones por la izquierda. Primero cedió a Pablo Hernández que tiró alto y luego cruzó en exceso, perdiendo la ocasión para el 0-2 que podría haber sido definitivo.

Bailly, expulsado

El Villarreal se encontraba en estado de shock y la confusión se prolongó tras el descanso. Una mano evitable de Bailly le costó la segunda amarilla y el submarino se vio con uno menos con toda la segunda mitad por delante. Pero el Celta demostró falta de instinto asesino porque perdonó la sentencia. Aspas, antes del minuto 65, se quedó dos veces solo ante Areola. Primero sólo tenía que empujar, tras pase de Orellana, pero la mandó a la plaza del Llaurador. En la segunda, después de una contra que desarboló a la defensa amarilla, se trastabilló y no supo batir al portero francés.

Pero, como ya se ha comentado, el partido contaba con muchos atractivos y no quería darse por muerto tan pronto. Contra toda lógica, el Villarreal empataba. Denis Suárez, que había salido junto a Rukavina para rehacer el dibujo táctico tras la roja de Bailly, se encontraba con el empate. Un pase de Soldado le permitió encontrar la pelota en el área y su disparo, con un rechace en la defensa, se colaba en la portería de Sergio.

Resucitó entonces el equipo de Marcelino y le entró el miedo al Celta. Dio un paso atrás el conjunto pontevedrés, con la sensación de que incluso podía perder el empate. El técnico amarillo sacó a Bakambu y, entre él y Soldado, casi le dieron un disgusto a su rival. A seis minutos del final, el delantero valenciano recibió un pase del congoleño y su duro disparo puso a prueba a Sergio. Pero después llegó el castigo supremo, una condena de última hora con el gol de Nolito y una nueva derrota.