El Grau de Castelló ofrece contrastes en su frente litoral. Valga como ejemplo la espectacular Fuente del Centenario, en la rotonda de acceso al puerto, que convive a pocos metros con un bloque de pisos a medio hacer.

Los vecinos de la zona se quejan de que la finca y el solar contiguo se han convertido en un foco de suciedad. Basta con ver la imagen de la derecha para comprobar cómo la maleza se ha apoderado del lugar, favoreciendo la proliferación de roedores y mosquitos. Por no hablar del impacto visual que supone una mole de seis alturas inacabada, vestigio del estallido de la burbuja inmobiliaria.

El edificio «fantasma» se encuentra en un enclave privilegiado, próximo al parque del Pinar, uno de los principales pulmones verdes de la ciudad de Castelló. Cerca de allí también está la imponente Fuente del Centenario, emplazada en la rotonda de acceso a la zona administrativa del puerto y que se levantó hace más de una década para conmemorar los cien años de historia de Port Castelló.

El monumento se compone de un viejo embarcadero construido a finales del siglo XIX que salió a la luz tras unas excavaciones arqueológicas realizadas en el Moll de Costa, y de una escultura de bronce creada por el artista castellonense Juan Ripollés. El conjunto está custodiado por un gran pórtico que hace a su vez de fuente.