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El centro de Frutos Secos de Almassora sigue sin abrir tras una inversión de 2,4 millones

La consellera de Agricultura, Elena Cebrián, comprobó ayer sobre el terreno las posibilidades de las instalaciones que están terminadas desde julio Hay áreas completas como laboratorios y un salón de actos completamente dotadas

El centro de Frutos Secos de Almassora sigue sin abrir tras una inversión de 2,4 millones m. guardiola

La consellera de Agricultura y Desarrollo Rural, Elena Cebrián visitó ayer el Centro Tecnológico de Frutos Secos situado en Almassora para comprobar las posibilidades de unas instalaciones que permanecen cerradas y sin un proyecto concreto desde su finalización el pasado mes de julio.

Junto a la alcaldesa de Almassora, Susanna Nicolau, el director territorial de Agricultura, Antoni García y distintos técnicos, la consellera realizó una exhaustiva revisión del edificio y sus dotaciones. Tras la observación de cada una de las salas vacías y por estrenar de las dos plantas del edificio, Cebrián afirmó que se trataba de una visita «de reconocimiento, para que los técnicos también puedan ver con sus propios ojos las posibilidades del centro y, así, ver cuáles son las opciones de aprovechamiento».

El Centro Tecnológico de Frutos Secos de Almassora fue un proyecto diseñado por la Generalitat y el equipo de Gobierno de Francisco Camps en el año 2010, y desde su construcción en julio todavía no ha entrado en funcionamiento. Tal y como sucede con dos centros similares situados en las poblaciones de Carlet y Requena, el Centro Tecnológico de Almassora no fue ni tan siquiera inaugurado y se abandonó a su suerte sin que ningún trabajador haya pisado el edificio.

Además, está situado en la zona del Supoi 8 de Almassora, perdido en el secano, justo en una de las laderas del Riu Millars, a más de seis kilómetros de la población, con lo que se hace difícil imaginar una solución para su uso. Pese a ello, la consellera dejó claro que es un centro «más que bien construido, de máxima calidad y destinado a un sector importante en Castelló como el de los frutos secos, pero sobre todo es el ejemplo de la falta de previsión, una síntesis de la mala gestión a la hora de construir un centro y gastar dinero público en algo que ahora no se puede utilizar por no estar presupuestadas ni la dotación mínima ni la de personal».

Durante el recorrido que la consellera, la alcaldesa y los técnicos de conselleria hicieron a cada una de las dependencias del edificio se pudo comprobar cómo las estancias estaban, en unos casos dotadas para su uso, y en otras completamente vacías y sin mobiliario. Un salón de actos con las butacas aún forradas de plástico, laboratorios con mesas de investigación sin estrenar y decenas de despachos vacíos que contrastaban con los sistemas de luz, agua y alarmas funcionando sin ningún problema.

El centro ocupa una superficie total de más de 1.700 metros cuadrados y pese al empeño del anterior gobierno de la Generalitat, tanto su construcción como su uso han sido del todo fallidos. Con un presupuesto superior a los 2,4 millones de euros debía iniciarse en 2008, se retrasó hasta 2010 y no fue hasta dos años más tarde cuando se puso la primera piedra. Se dejó de trabajar por falta de dotación presupuestaria y no fue hasta julio de este mismo año cuando se terminó de construir.

La misma alcaldesa, Susanna Nicolau comentaba que no había podido «ni tan siquiera visitar el edificio, que se terminó el pasado mes de julio, pero es una verdadera lástima que no tenga ya un uso para alguno de los sectores relacionados con la Agricultura».

Por el momento, el único trabajador de las dos plantas del centro es un vigilante de seguridad.

Tal y como indicaba la consellera justo antes de finalizar la visita era el reconocimiento «de un despropósito, uno más...».

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