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Tatuajes como terapia tras un cáncer

La joven, natural de Gijón y residente en Benicarló, trabaja en la reconstrucción de aureolas de mujeres que han pasado por una mastectomía

trazos tatoo de benicarló ha conseguido una distinción por su gran labor.Yolanda González está al frente del negocio. yLos resultados que obtiene con sus tatuajes realizados a las mujeres que han pasado por una mastectomia son sorprendentes. Uno de los momentos de Yolanda en pleno trabajo. f N. vernet

«Ya tengo teta». Esta es la frase que pronuncian la mayoría de mujeres tras pasar por las manos de Yolanda González en Trazos Tattoo de Benicarló. Yolanda recibía el pasado domingo la distinción al comercio solidario, pero tras este premio hay mucha historia, mucha investigación y la voluntad de afrontar un reto.

La madre de Yolanda murió de cáncer hace justo seis años, y este es uno de los componentes que la han impulsado a llevar a cabo el trabajo que hoy realiza. Pero en sus inicios nada hacía suponer que esta pintora retratista de Gijón cambiaría tan fácilmente los pinceles por los tatuajes en el año 2005. Aprendió a realizar tatuajes porque quería pintar sin equivocarse ni cometer ningún error, «el reto era saber que era capaz de dibujar sin tener que recurrir a una goma». Yolanda se aproximó al mundo de los tatuajes y empezó a investigar, consiguió un título de higiénico sanitario de la Escuela de Enfermería de Valencia y, posteriormente, realizó un master en tatuaje obteniendo un título de maestra tatuadora.

La chica de Gijón casada con el futbolista benicarlando Javier Roca se trasladó a Benicarló y abrió su primer estudio mientras llegaba la primera de sus tres hijas. En aquel estudio situado en un primer piso aprovechó para saborear el oficio y años después abriría otro a pie de calle a pesar de la crisis. El punto de inflexión fue la invitación a asistir a un curso que impartía el tatuador Vinnie Myers en España, un norteamericano que reconstruye aureolas a las mujeres mastectomizadas y que cobra una cantidad desorbitada por hacerlo. La gijonense sintió rechazo al saber que cobraban tanto dinero por hacer un trabajo que psicológicamente puede resultar tan necesario para que una mujer operada de cáncer de pecho pueda reconstruir también su autoestima. Aquí fue donde Yolanda empezó a barajar la posibilidad de poder devolver con su trabajo la visión alterada que poseen la mayoría de mujeres tras una operación de este tipo. Al reto artístico se unía uno mucho más potente: el emocional.

Recuperar la simetría del cuerpo

La tatuadora se puso en contacto con cirujanos que pudieran informarla del grado de sensibilidad, del momento más conveniente de practicar un tatuaje a una mujer tras pasar por una mastectomía, y del grado de necesidad que se tiene de recuperar una visión normalizada del cuerpo y vio que, tras pasar por el trauma de la operación, lo que más preocupa es el factor estético: recuperar la simetría en un cuerpo que desde su nacimiento han visto siempre equilibrado.

El resto fue más fácil, «me puse en contacto con la Asociación contra el Cáncer de Benicarló y les propuse que yo podía ayudar contribuyendo con mi trabajo de manera altruista». Yolanda siempre recordará a su primera paciente: Carmen. Ella fue la primera de la larga lista de mujeres que tras reconstruir su feminidad exclamó Ya tengo teta». «Ahí dentro pasan muchas cosas, se llora mucho y nos emocionamos tanto ellas como yo», indica señalando la sala donde se encuentra la camilla.

Ahora llegan mujeres de otras ciudades de España y Yolanda busca la paleta de colores que se adapta mejor a cada piel y difumina el contorno para logra el efecto más natural posible, además de conseguir un efecto en 3D. El resultado es sorprendente. «No cobro nada a las que llegan a través de la asociación contra el cáncer de Benicarló, pero a las que llegan por otras vías tengo que cobrar un precio aunque sea módico porque si no tendría que cerrar y no podría hacer más tatuajes", matizó Yolanda.

En España existen muy pocos tatuadores que se dediquen a la reconstrucción de aureolas y solo existen dos hospitales que realizan esta función y la lista de espera en España es interminable.

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