l Villarreal desatapó el tarro de las esencias el pasado jueves en El Madrigal donde se jugaba tres puntos en la Europa League. Jugó muy bien todo el tiempo y marcó cuatro goles por cero el contrario, lo que le concedió la posibilidad de ir afianzando su clasificación en el grupo. Vencer y marcar cuatro tantos era importante para poder alcanzar el primer del grupo y ser cabeza de serie. Fue un partido en el que resultaba difícil hacer la nómina de los mejores porque todos brillaron, incluso llegó un momento en el que Bailly incluso se permitió marcar un gol, para que sus compañeros de línea, que no habían sufrido, dispusiera de otra razón añadida para recordar un partido donde todos estuvieron muy bien y otros extraordinarios. Los aficionados que no asistieron al encuentro, porque era jueves y el partido terminaba más o menos sobre las once de la noche y porque podían verlo en televisión, se quedaron sin la alegría de ver golear a su equipo además de jugar bien y hasta participar en algún intento de la grada de hacer la hola chilena, que no acabó de cuajar. Lo de la tarde de ayer ante Las Palmas ya fue otra cosa.

Lo de ayer en Las Palmas fue como contra el Levante pero con empate, es decir, que el partido fue de traca, tal que el que se perdió en el Ciudad de Valencia, pero con un punto pegado en la colita del pelo de la azafata rubia del viaje de vuelta. Si con la derrota frente als granotes conseguimos sacarlos de la cola, con el empate de la tarde de ayer les hicimos un favor parecido a los que se disfrazaron del submarino que ha dejado de ser atómico. De nueve puntos seguidos en disputa el Villarreal ha conseguido uno, y gracias. Como será de bueno Las Palmas que así como se dice que todo equipo que cambia de entrenador en el partido del estreno, gana, él se tuvo que contentar ayer con el empate.

Vale que el campo era una calamidad, así como en El Madrigal antes de que comience el partido y también en el descanso riegan para que el balón circule lo más deprisa posible, Las Palmas lo riega la lluvia pero lo hace a lo bestia por lo que aquello sobre lo jugaron los chicos del submarino era un campo de hoyos, de manera que el balón circulaba dando botecitos cuando no se quedaba anclado. Quizá por ello, el entrenador Marcelino, que dirige a un equipo que juega desde que el mundo es mundo, es decir, desde que alcanzó el Vila-real el ascenso a primera, jugó la tarde de ayer con un solo delantero, de modo que en la primera parte jugó Bakambu que en la segunda fue sustituido por Soldado. Los dos juntos, no.

También el cansancio lastraba al Villarreal de ayer en Canarias. Ya hemos dicho que el jueves tenían una cita con el compromiso europeo que era imposible eludir y se dejaron, a lo que se ve, la mayor parte del combustible; menos mal que el queroseno de los motores va en los tanques. Los chicos del Villarreal están habituados a jugar al fútbol al primer toque y con los agujeros del campo, de los que debían cuidarse para no caer dentro, tuvieron que arreglárselas jugando a dos toques, o a tres o más y así no hay manera. De modo que empataron. A cero, claro, porque con un solo delantero, que además si quería tocar algún balón tenía que bajar al sur para agenciárselo, no hay manera de trabajarse una situación en la que peligre la portería de un colega que juega en el otro equipo, pero no deja de ser un compañero.

El Villarreal es lo que tiene, que es un equipo como las monedas, quiere decirse que tiene una cara y una cruz y no sabes cuándo ha de aparecer una o la otra. Porque, digo yo que el campo en el que jugaron estuvo igual de mal para los dos y supuestamente, solo supuestamente, el Villarreal es mejor.