Ahora que ya ganan y no está Calderé, a ver de qué escribes, me espetaba quien a la sazón demostraba con su asalto verbal no seguir esta sección más allá de una pobre reducción al absurdo. Porque, con independencia del incuestionable deseo que a todos nos guía de ganar domingo sí y domingo también, mi objetivo siempre ha sido denunciar que el problema de la supervivencia del CD Castellón, la de la SAD y por tanto la nuestra, no radica tanto en el balón como en la cartera.

Pongamos por caso que llegamos a junio en la privilegiada -y siempre obligada- posición de disputar la fase de ascenso, superando los desmanes de Moya, Calderé y cía. Por supuesto que habrá que alabar el trabajo de Kiko Ramírez, pero la duda es en qué situación alcanzamos esa meta. Quiero decir que hasta entonces hay que abonar no sólo los no pocos gastos inherentes a la temporada. Me refiero a las ocho mensualidades restantes a razón de casi 10.000 euros para atender las obligaciones del concurso de acreedores con Hacienda -el curso que viene será el doble-. Y siento insistir en que no veo por ningún lado de dónde va a sacar David Cruz ese dinero, porque su apuesta por cargar esa partida en el precio de los carnets ha resultado inversamente proporcional a su soberbia en reconocer la cagada. Eso sí, le queda el recurso de esperar esa anhelada clasificación y hacer pagar a precio de oro las butacas para la liguilla, qué menos que al doble o el triple que el año pasado, y quien no quiera venir que se vaya al Madrigal, como ya están haciendo muchos atendiendo al tan provocador como inútil director deportivo.

Tampoco veo que la solución sea ahorrar en la luz del estadio cambiando el horario de los partidos, o esperar que el ayuntamiento aporte el maná salvador, como Aerocas lo fue antes, por mucho que luego patrimonializase ese éxito y el del inesperado dinero recibido por Sergi Canós, Pablo Hernández y Leo Ulloa. Y ojo con cabrear ahora al propietario del estadio, que ya hace bastante con aguantar la cesión año y medio después de haber expirado el convenio. Porque no esperará el presidente que las administraciones públicas le salven el negocio, so pena de que haya cola de empresas arruinadas en la plaza Mayor.

Como siempre he defendido que la teoría y la práctica andan reñidas, me da miedo mentar siquiera la obligación de convocar una ampliación de capital. Acudir a pachas o a escote, obligaría a Cruz a poner la parte proporcional, que evidentemente no puede ni en sueños. O esperar a que la afición suscriba en tromba y le agradezca su esfuerzo y dedicación, manteniéndole en el puesto y hasta mejorando su nómina, que tampoco se cree ni borracho. Me dicen desde dentro que el presidente está trabajando mucho y bien para que alguien de fuera apoquine ese dinero, pero supongo que ese mecenas también impondrá su equipo directivo y nadie puede asegurar que vaya a ser el mismo que hoy se presenta con tan ridículo balance deportivo y económico.

Lo único que parece haber conseguido Cruz es aplazar la demanda de Osuna sobre la titularidad de las acciones por el impago de las mismas desde el primer día, y ya vamos por el cuarto año. No habrá sido difícil, porque expulsar a Cruz le supondría asumir la gestión de ese concurso de acreedores, y tampoco adivino a Osuna dispuesto a invertir, así que preferirá esperar y de paso a lo mejor negociar una situación más ventajosa en la demanda de Sentimiento Albinegro, porque a nadie escapa que el club ha amortiguado su colaboración en la causa. Por eso Osuna concede tiempo, sabedor que el único remedio es que el ayuntamiento busque un comprador para su insaciable hambre de dinero y de venganza.